Trauma heredado
¿Sabías que el trauma y el estrés crónico pueden transmitirse hasta por tres generaciones?
Aunque históricamente controvertido, investigaciones recientes han demostrado que los traumas no solo afectan a quienes los experimentan, sino que también pueden ser heredados por sus descendientes a través de mecanismos biológicos y psicológicos. El campo de la epigenética ha revolucionado nuestra comprensión sobre cómo las vivencias, especialmente el estrés y el trauma, pueden influir en nuestra biología y ser transmitidas a las generaciones siguientes.
La epigenética nos muestra que factores externos, como el estrés y las emociones, pueden afectar la forma en que nuestros genes se expresan, sin cambiar su estructura básica. Estudios recientes han revelado que el estrés y el trauma pueden modificar la expresión de nuestros genes, y que estos cambios pueden ser heredados por las generaciones futuras. Por ejemplo, la investigadora Rachel Yehuda descubrió que los hijos de sobrevivientes del Holocausto muestran alteraciones en sus genes relacionados con la respuesta al estrés, a pesar de no haber vivido ese trauma en carne propia.
Además, en otro estudio muy destacado, se observó que ratones expuestos a un olor asociado a una experiencia traumática transmitieron esa respuesta de miedo a sus crías, aunque estas nunca estuvieron en contacto con el olor ni con el trauma original.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de intervenciones tempranas en salud mental para interrumpir la transmisión de patrones epigenéticos perjudiciales. Promover el bienestar emocional no solo beneficia al individuo, sino también a sus descendientes, construyendo una base más sólida para futuras generaciones. Así mismo, se destaca la importancia de prestar atención a nuestra salud mental, buscar apoyo cuando lo necesitamos y fomentar entornos saludables. La prevención y el tratamiento temprano pueden romper el ciclo del estrés y el trauma construyendo así sociedades más saludables. (O)