Instituciones democráticas y políticos enfermos 

Columnistas, Opinión

En el entramado de nuestra sociedad, la formación moral y la definición de valores, desempeñan roles cruciales para el respeto a la democracia, la credibilidad del servicio público y la construcción de una convivencia social armoniosa. Los valores, cuyos principios fundamentales guían las decisiones y comportamientos de las personas y sobre todo de los actores que sobran, pero la mayoría ilimitados en ética y valores, sus ejemplos, influyen negativamente a la familia, la educación, a las instituciones y medios de comunicación.

En un país tan polarizado con 16 aspirantes a Carondelet y miles de candidatos a la Asamblea sin ideología, instituciones del Estado que ejercen el control social y judicial como: CPSCS, Contraloría, Judicatura y Corte Constitucional, en medio de la complejidad de estas interrelaciones, surge la cuestión de cómo las dinámicas entre las estructuras moralizadoras y los valores,  impactan en el modelamiento moral de los individuos y en el tejido ético de la sociedad en su conjunto, para lo cual, es esencial comprender en profundidad la influencia de las estructuras moralizadoras o corruptelas en la formación de valores y cómo esta interacción puede influir en los desafíos éticos y morales de la sociedad actual. 

Por el deterioro de la moral y la ética, Mineduc ha contemplado fortalecer la malla curricular en Educación Cívica, Ética e Integridad, que se hará de forma transversal y como parte de la hora pedagógica de Acompañamiento Integral. Nos preguntamos: ¿en algo nos ayudará con esta iniciativa, cuando los principales protagonistas de enseñar y poner el ejemplo sobre actos corruptos, no están preparados y no tienen disposición al cambio (Políticos, gobernantes y docentes)? 

La ética profesional es un aspecto crucial en diversas profesiones; el valor de la honestidad en la práctica política y pública, asegura que tomar decisiones correctas basadas en el bienestar de los más pobres y empobrecidos en lugar de los intereses personales o económicos. En el contexto actual, enfrentamos una crisis moral que revela el fracaso de estas estructuras en su función de inculcar valores sólidos, esta crisis se manifiesta en la decadencia de la ética en diversos ámbitos, desde la corrupción en la política hasta la falta de empatía en las relaciones interpersonales, es decir que, las estructuras moralizadoras han perdido en parte su influencia debido a la rápida transformación social, la globalización y la diversidad de perspectivas.  Los casos de corrupción y manipulación en deslegitimizar a la única institución del Estado como la Fiscalía y su principal figura como Diana Salazar, muestran cómo las instituciones públicas han dejado de priorizar valores como la transparencia y la honestidad.

Por ello para superar esta enfermedad de crisis, es fundamental una reevaluación y adaptación de las estructuras moralizadoras, así como un compromiso colectivo en promover y vivir los valores éticos en todos los niveles de la sociedad. (O)

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