El gran Rio Napo en la provincia de Orellana

Columnistas, Opinión

El Río Napo, nace al suroeste de la provincia de su nombre; cuando El Río Jatunyacu recoje las aguas de los ríos Antisana, Valle Vicioso, Chalupas y Mulatos, entre otros; el recibir el aporte del caudal del Río Anzu, se denomina Napo y con este nombre, va a la Ilanura amazónica. 

Desde Puerto Murialdo, El Río Napa, entra totalmente en La Provincia de Orellana, hasta la parroquia de Pompeya; luego sirve de limite con La Provincia de Sucumbios, hasta Pava Isla, donde entra nuevamente a La Provincia de Orellana; al recibir al Río Yasuní, sirve limite internacional con la República de Perú, hasta la confluencia con el Río Aguarico.

Uno de los grandes afluentes del Río Napa, en La Provincia de Orellana, es El Río Coca; siguiendo el curso de este río, la expedición de Gonzalo Pizarro, descubrió el Río Napo, ahí le dio alcance Francisco de Orellana, el que continuó el viaje, por El Río Napo, para descubrir El Río Amazonas, el 12 del febrero de 1.542. 

El Río Napo, en todo su curso, y particularmente en La Provincia de Orellana, posee maravillosos y atractivos paisajes, para quienes gustan de disfrutar de la llanura amazónica, de los sinuosos ríos navegables, de la variedad de fauna, y de la bella flora.

La red hidrográfica, que tiene La Provincia de Orellana, constituye el principal atractivo del turismo natural, y lo más significativo del turismo cultural, son las comunidades aborígenes; que aun conservan, sus tradiciones y costumbres. 

La navegación en el Río Napo, desde la ciudad del Coca, aguas arriba, hasta Puerto Murialdo, o aguas abajo, hasta la Parroquia de Pompeya, por donde navegué, pude apreciar el encanto paisajístico de la selva; los coposos árboles, de gruesos troncos, llenos de musgos, lianas, orquídeas y bromelias; dan lugar a un precioso refugio, para abundantes aves y animales silvestres. 

Los atardeceres, en El Río Napo, son simplemente fantásticos; los últimos rayos dorados del sol se reflejan en las aguas, al igual que la luminosidad del cielo, en medio del intenso verdor de la mágica selva. (O)

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