Cuidado con el robo de tarjetas de crédito

Columnistas, Opinión

Es común escuchar noticias sobre sustracción de tarjetas de crédito y compras en establecimientos no realizadas por sus beneficiarios (tarjeta habientes). Con la tecnología de hoy es sencillo hacer compras con tarjetas de crédito, porque en muchos locales no exigen la presentación de documentos de identidad para verificar si coincide los nombres del tarjetahabiente y quien esta presente realizando el consumo. En otros casos a pesar de las coincidencias de documentos, resulta que uno de ellos fue falsificado o clonado, específicamente los chips de las tarjetas de crédito suelen ser copiados e insertados en un plástico similar a una tarjeta de crédito original, que fácilmente se puede imprimir, así como se clonan bandas magnéticas que se deslizan en las máquinas de cobro.

En otros casos cuando se entrega la tarjeta de crédito para hacer un pago en un establecimiento y el dependiente se lleva a la caja que esta fuera de nuestra vista, entonces se puede clonar el chip o copiar el código de seguridad que consta en la parte posterior de la tarjeta. El otro mecanismo sencillo de consumo es el denominado Contactless que es una forma de pago sin contacto que permite pagar tan solo con acercar la tarjeta a la terminal del punto de venta sin necesidad de deslizar la banda magnética, este tomo fuerza en pandemia para evitar contactos por la trasmisión del virus del COVID 19. Con estas u otras formas de pago, se ha vuelto fácil adquirir bienes y servicios, pero también se ha incrementado las estafas y robos por la misma facilidad.

Por lo general estas estafas provienen de personas ajenas al tarjetahabiente, que haciendo trampas robaron a un cliente. Lo mas triste de esto además del pago que debe cubrir porque a pesar de anunciar que tienen seguros las cuentas corrientes, de ahorros, créditos, inversiones y tarjetas de crédito o débito, lo cierto es que, a la hora de reclamar, nadie se hace responsable del valor sustraído. Existen bancos emisores y operadores de tarjetas, defensores de clientes, superintendencias, defensor del pueblo, pero a la hora de la verdad, todos se desentienden y finalmente el dueño de la tarjeta termina siendo estafado sin defensa alguna.

Otras ocasiones en menor proporción, el abuso de confianza, las adicciones o enfermedades mentales, hacen que personas cercanas, conocidos, amigos y hasta familiares cometan estos atracos de las tarjetas de crédito y hagan consumos, creyendo que nadie se dará cuenta, cuando ahora la tecnología, la inteligencia artificial, las cámaras, facturas, reservas, tickets, etc, delatan al ladrón. En países como los Estados Unidos esto es rápidamente identificable por los investigadores de los departamentos de policía y con cruce de datos, fotos, huellas, estados en redes y cuentas, cae el malhechor quien, no solo que debe reparar los daños ocasionados, sino que en adelante eso queda marcado en su récord policial, en su récord migratorio, scoring bancario, en sus sitios laborales y lo peor en el descrédito de la familia y la sociedad. Mucho cuidado. (O)

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