«El dolor tras derrotas futbolísticas» 

Columnistas, Opinión

El fútbol es mucho más que un simple deporte para millones de personas en todo el mundo; para muchos aficionados su equipo representa una parte significativa de su identidad, y cuando ese equipo pierde, el dolor va más allá de una simple decepción pasajera ya que la derrota afecta emocionalmente y puede influir en el bienestar mental de las personas; pero ¿por qué sucede esto?

Desde la psicología, una de las principales explicaciones proviene de la teoría de la identidad social de Henri Tajfel; según este enfoque, las personas tienden a identificarse con grupos sociales que les brindan un sentido de pertenencia, los aficionados al fútbol forman una comunidad en torno a su equipo, y este grupo representa una parte importante de su identidad personal, es así que cuando su equipo triunfa, los aficionados sienten que ellos también ganan; pero cuando su equipo pierde, experimentan un fuerte golpe a su autoestima, como si la derrota fuera un reflejo de sus propios fracasos.

Además, está el impacto de las expectativas debido a que los seguidores depositan sus esperanzas y emociones en los partidos, imaginando escenarios de victoria y gloria  y esta anticipación genera una liberación de dopamina, un neurotransmisor que el cerebro asocia con el placer y la recompensa; sin embargo, cuando el equipo pierde, la caída en los niveles de dopamina puede llevar a un estado de frustración y tristeza; este fenómeno es similar al que ocurre cuando alguien experimenta una pérdida personal, haciendo que la derrota del equipo se sienta como un duelo.

La disonancia cognitiva es otro concepto psicológico clave ya que esta ocurre cuando hay una discrepancia entre nuestras expectativas y la realidad; en el caso del fútbol, si el aficionado esperaba una victoria, pero el equipo pierde, se genera un malestar emocional debido a esta contradicción y para aliviar esta tensión, los aficionados intentan racionalizar la derrota, buscando excusas como errores arbitrales o condiciones climáticas adversas.

Hay que tener en cuenta también que, el fútbol actúa como un canal de catarsis emocional para muchos, los partidos son una vía de escape para liberar tensiones acumuladas y cuando el equipo pierde, esa válvula de escape se cierra y el malestar personal puede intensificarse, aumentando el sufrimiento.

En resumen, se puede decir que el sufrimiento por la derrota de un equipo de fútbol no es irracional, sino que está profundamente enraizado en nuestras emociones e identidad ya que las conexiones que establecemos con el deporte, la anticipación del triunfo y la pertenencia a una comunidad hacen que el dolor de una derrota se sienta tan personal como inevitable. (O)

 Email: dianvelaste@gmail.com

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