Ambato y su decadencia

Columnistas, Opinión

A continuación, menciono nombres de ciudadanos que han dejado una huella imborrable, administrando la ciudad de Ambato, en calidad de Alcaldes, señores: Ruperto Camacho, Rodrigo Pachano, Luis Torres Carrasco, Galo Vela, Pedro Vásconez, Luis Pachano, Luis Fernando Torres, Serafín Villacrés y Fernando Callejas, personas que, con su capacidad y buenas costumbres, han sido parte del desarrollo de Ambato y que por sus acertadas ejecuciones. 

Se les recuerda con respeto, logrando pasar a ser parte de la historia, como personajes ilustres, quienes dejaron a la cuna de los Tres Juanes, posicionada entre las tres primeras del país, que lamentablemente, pese a que Ambato, siendo el ombligo del país, caracterizada y reconocida por su gran intercambio comercial, empresarial y financiero, en la actualidad tenga una imagen pueblerina, sin que se pueda avizorar un mejor horizonte, todo esto producto de la desastrosa actuación de la dos últimas administraciones y la actual, que con su accionar han estancado el progreso y desarrollo de la ciudad, ya que quienes vivimos en Ambato y los pocos turistas que nos visitan, evidenciamos en las calles caos, miseria e inseguridad, la misma que se ha convertido en una cantina pública y baño público.

Con una informalidad que rebasa el límite de la tolerancia, con el peligro de que los peatones seamos atropellados al transitar por las calles y no por las veredas, que son ocupadas por todo tipo de ventas ambulantes, todo lo indicado y otras cosas, hacen que Ambato se haya convertido en un cantón, con graves problemas estructurales, muy marcados en la actual administración, con un Concejo Municipal, que no encuentra un norte en beneficio de Ambato, a las Autoridades elegidas, más les interesa sobresalir individualmente, oponiéndose a todo sin aportar con el progreso de la ciudad, que bajo que hemos caído ambateños, a ello añado la apatía y la falta de participación de algunos ciudadanos, que colaboren con el crecimiento de la ciudad, lo preocupante es que no hay una luz al final del túnel, salvo que para las próximas elecciones los movimientos, partidos políticos y el pueblo, escojan bien a sus candidatos. (O)

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