Literalmente el hombre es lo que piensa
Los seres humanos invertimos o gastamos inútilmente mucho tiempo dialogando con
nosotros mismos; lo asombroso es que la mayor parte de tiempo que pasamos
parloteando internamente lo hacemos a través de pensamientos, reflexiones y
afirmaciones negativas; y claro empezamos a ver el mundo externo de acuerdo a
nuestros pensamientos, y como estos son negativos entonces el mundo es negativo.
En muchas ocasiones dejamos que este diálogo interno se vaya en piloto
automático, hacia el negativismo y/o pesimismo, esto en virtud de nuestra
programación mental limitada que ha sido forjada desde la infancia.
Estimados lectores, es muy importante para nosotros evitar que en nuestro diálogo
interno predominen los pensamientos negativos como: “Yo no puedo”, “Yo no sirvo”,
“Yo no soy capaz”, “Yo no merezco”; porque este tipo de diálogo condiciona nuestro
mundo y nos genera una realidad limitante.
Lo anteriormente anotado nos invita a mejorar nuestro diálogo interno, a tratar de
convertirlo en un aliado nuestro para vivir mejor, generar autoconfianza y llegar a
concluir exitosamente nuestros deseos.
El hecho de mejorar nuestro diálogo interno significa convertirlo en positivo y
optimista, cuando el cerebro ve hacer algo bueno o malo, genera una semilla que
crece generando los pensamientos dominantes es decir que, si yo me veo a mi
mismo siempre tratando a las personas con amor, voy a creer que eso es lo normal
en el mundo y voy a tener amor.
El pensamiento es el recurso máximo del ser humano, sin embargo, las personas
estamos acostumbradas a tener una visión limitada de lo que puede alcanzar
nuestro pensamiento.
Es necesario considerar que el hombre cambia a partir del pensamiento, en tal virtud
debemos entender que nuestros semejantes también son el resultado de su
pensamiento; entonces cuando desarrollamos este entendimiento vemos con mayor
claridad como las relaciones y la vida misma suceden por acción de la relación
causa – efecto, y cuando esto sucede la vida cambia, la preocupación, la agitación,
el enfado ceden y permanece un equilibrio y una serenidad en el pensamiento. En
este sentido el hombre aprende a gobernarse y se adapta a sus semejantes.
La conclusión es clara, cuida tus pensamientos; si tu diálogo interno es repetitivo,
negativo, pesimista, tu cuerpo acabará obedeciendo en contra de su tendencia
natural hacia la vida…. Literalmente un hombre es lo que piensa.