Diez días de independencia después del 12 de noviembre
Desde el punto de vista de las rememoraciones independizadoras, se toma como un hecho triunfalista el haber tomado y rendirlo al cuartel realista controlado por los defensores de la monarquía liderado por el coronel español Antonio Fominaya García que para 1820 tenía 51 años. Este militar fue salvado de ser linchado por los rebeldes ambateños, sobre todo de no haber sido protegido por Mariano Egüez y por el cura de la Matriz Mariano Tinajero. Fominaya había sido destinado a América para aplacar la insurrección de Antonio Galán en Colombia y luego pasó a Quito, donde sufrió la derrota de la batalla de Camino Real.
Según Horacio Sevilla “Los cabecillas del ataque al cuartel son los siguientes: José Grande Suárez; los hermanos Francisco y Mariano Navarrete; Joaquín Rivera, Teodoro Barreto, Juan Manuel Vásconez, Vicente Guerrero, Tomás Sevilla, Ignacio Martínez; los hermanos: Francisco, Joaquín y Lizardo Lalama; Gaspar González; José Gavilánez, Manuel Lana, Ignacio Valdiviezo y muchos otros que actuaron confundidos con el pueblo” (p. 71). El mismo autor señala que el protagonista del asalto al cuartel fue el teniente Cipriano Delgado que siendo un militar realista, encargado de la guarnición militar, actuó a favor de los libertarios o independizadores, porque le hicieron cambiar de bando para que abrazara la causa de los libertadores.
Como anécdota de participación femenina en esta revuelta, el mismo Horacio Sevilla cuenta que don Francisco Flor fue encargado de “seducir” a la esposa del entonces Corregidor de Ambato Jorge Ricaurte, haciéndole también cambiar de bando, del realista al independentista. Así se dice que actuó esta dama que se llamaba Josefa Calixto, quien también hizo lo mismo con el Corregidor de Latacunga Ignacio Arteta, poniéndolo de lado de la causa emancipadora.
La toma del cuartel fue un domingo 12 de noviembre de 1820, desde las 8 de la mañana, día de feria. El cuartel estaba situado frente a la plaza (hoy parque Montalvo), al costado sur. Según lo planificado, las armas y objetos para la revuelta llegaban bajo los ponchos de los campesinos que desde la madrugada llegaban para la feria.
La historia ha evidenciado tan solo este hecho. Ahora la complementamos con el saqueo que hicieron a la oficina de rentas, que debió haberse dado a continuación de la rendición del cuartel.
Después de la asonada se dice que se reunieron en “Asamblea Popular en la iglesia Matiz, se nombró para Jefe Civil a don José Grande Suárez y para Jefe Militar a don Manuel Pérez de Anda” (Sevilla, p. 72). Este estado de incertidumbre, duró los 10 días porque se dice que se supo que venía la reacción realista con soldadesca desde Quito.
Deduciendo actitudes según las fechas del expediente sobre las oficinas de rentas, tenemos que en esa misma semana, apenas con fecha 18 de noviembre se está notificando a Quito, del saqueo sufrido en las arcas reales. Mírese cómo suscriben el documento:
“Dios guíe a V M A Administrador de Rentas Unidas en Ambato 18 de diciembre de 1820. Vicente Larralde. (Lateral): El Contador General de Rentas Juan Bernardo Valdivieso”.
Esto hace suponer que no se derrumbó la administración colonial, como se dice y se celebra.