Beneficios de la polarización electoral
En el mundo de las elecciones, la polarización entre dos opciones fuertes les estabiliza en la cumbre, sin que el techo sea la cima. Tienen, en consecuencia, la posibilidad de crecer, en la medida que las opciones hundidas en el valle no logren despegar. Todas las encuestas serias muestran al presidente Noboa y a su contrincante Luisa capitalizando sobre el 65% de las preferencias. Si el 20% corresponde a blancos y nulos, solamente un 15% quedaría para distribuirse entre los dos primeros y los demás rezagados. En otras palabras, de no desmoronarse las dos opciones punteras, los demás candidatos, más aún si son, por lo menos, siete, estarían sentenciados a no superar, tan sólo uno de ellos, el 4%, arrastrándose el resto por 1% o menos.
La polarización beneficia a los dos con posibilidades de vencer. A los demás les perjudica. Les excluye del foco de atención ciudadana. Su relato se vuelve irrelevante. Los convierte en marginales. La gente no les escucha. Los medios que les entrevistan se desploman en la audiencia. Solamente el desmoronamiento de los punteros puede abrirles una oportunidad para ingresar en la cancha.
En Estados Unidos, la polarización entre Trump y Harris, que se llevaron el 95% de los votos, eclipsó a otros candidatos marginales, a los cuales únicamente les vieron segmentos muy pequeños de electores. En Ecuador, en la primera vuelta, la polarización no va a ser de esa magnitud. En todo caso, será determinante para anular las posibilidades de los rezagados. La última elección presidencial polarizada fue entre Mahuad y Alvaro Noboa en 1998.
El cara a cara entre Noboa y Luisa influirá en la conformación de la próxima con dos super bloques. Se proyecta, por lo pronto, que no menos de trece curules nacionales, de quince en juego, se distribuirían entre los dos sectores, como no se había visto en el pasado. Hasta la irrupción de Noboa, ninguna fuerza política, desde la constituyente del 2008, logró colocarse en un nivel de votos similar al del correísmo en la Asamblea. Los contrincantes quedaban muy por debajo, con pequeños bloques legislativos.
El fenómeno importante en la contienda de 2025 es que Noboa se ha consolidado en el imaginario colectivo, por su juventud, su preparación y la potencia transformadora y disruptiva de sus acciones, como un líder con una base nacional sólida e invariable, entre el 25% y el 30%, que no tiene ningún otra opción, salvo la de Luisa. La ventaja de Noboa es su posicionamiento en el imaginario colectivo con el rostro del que combate a la clase política tradicional, a los que les ha ubicado como los causantes de los males. De este modo, la línea de la lucha ha quedado circunscrita al bueno, frente a los malos; al nuevo, frente a los del pasado; al que hace -y, para ello, tiene el gobierno-, frente a los que solamente hablan y molestan, especialmente desde la Asamblea. La pelea con ésta, que nunca entendieron los políticos unidimensionales y tradicionales, le dio y le seguirá dando resultados electorales positivos.