Las energías divinas para el 2025

Columnistas

2025 es un año lleno de oportunidades nuevas para ser mejores de lo que fuimos; para sembrar más
de todo lo que queremos cosechar; para dar y recibir lo que dimos consciente o inconscientemente;
para hablar menos y accionar más; para ser más coherentes con el trato que les damos a los demás,
incluída la gran pacha mama (que está viva); para ser conscientes de todo lo que sienten quienes nos
rodean en relación con nuestros comportamientos; para ser más receptivos y menos egocéntricos; y,
también para ser más auténticos y menos apariencia.
Si sumamos 2025 da un igual a 9; según la numerología divina, << digo divina porque los números
juegan y han jugado a través de la historia de humanidad un papel importantísimo>>, el número 9,
significa transcender, cierre de ciclos, finalización de aprendizajes a través de la aceptación de lo que
es y de lo que nosotros mismos logramos generar; este lindo y fuerte número, también significa
acceso a la sabiduría, a la bondad, a la compasión y a la alternativa de mantener una conexión más
firme y radical con el espíritu divino; comprendiendo que esta visión puede variar de acuerdo a la
creencia que cada uno tenga de Dios, o, si se autodefine como autosuficiente, es decir agnóstico,
cualquiera que sea la creencia de cada uno, el número 9 que nos guia en este buen 2025, es un
número que nos invita a regresar a ver a nuestro interior primero, para luego analizar nuestro
alrededor.
Las masacres, las injusticias, las desigualdades, el odio, la crueldad, son tan difíciles de entender,
sentimientos inaceptables, más aún convertidos en acciones que en nuestro país tristemente nos ha
tocado experimentar, no todo es color de rosa, pero enfoquemos nuestra atención en algo mejor, de
más alivio y menos dolor, pensemos también que las reglas de este juego las pone el pueblo,
tomemos inteligentemente esa responsabilidad y tomemos mejor las decisiones que nos compete en
relación con nuestros representantes en procesos políticos y de toma de control sobre nuestro propio
desarrollo.
¿Entonces que nos queda? Estar seguros de que en este año las cosas mejorarán y esa mejora nos
incluye a todas y todos desde nuestra acción que evita la queja. Estoy totalmente convencida de que
la luz enciende la obscuridad incluso la propia nuestra, así que, aprendamos a darle más cabida a la
luz en todas nuestras acciones, sean grandes o pequeñas, en cada circunstancia de nuestra vida, en
este año, que seguro será mejor del que se terminó.
Según la metafísica, el maestro ascendido Melchizedek-Melquicedec, muesta como algo que parece
tan sencillo como pedir la bendición, al final, termina entregando una bendición mayor en las vidas de
quienes tenemos la suficiente sensibilidad y humildad como para entender que no sólo somos
materia, sinó también espíritu. Ojalá que aprendamos a bendecir más en nuestras vidas en lugar de
maldecir, comprendiendo que nuestra boca tiene total poder, usemos bien las palabras que vamos a
decir y van a mejorar o empeorar nuestra atmósfera en común.

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