EN LOS NEGOCIOS NO HAY SENTIMENTALISMOS

Columnistas

Quiero mucho a mi familia y, quien no? han sido la base de mi crecimiento personal, la
esencia misma de lo que he cimentado y sigo construyendo en mi vida, pero al
momento de hacer negocios ya sea con mi linaje o amigos, marco la distancia que
impide romper los vínculos cercanos de amistad y empresa.
Todo empezó con mi primer emprendimiento, allá por los 90´s cuando un empresario en
Quito me propuso distribuir una crema dental a nivel nacional (era la única que había en
el mercado cuando yo era niño), más me pegó el sentimentalismo que la óptica
empresarial, que lindos recuerdos me traía ese producto, la familia reunida, mi infancia,
el taller de mi padre, la cocina de mi madre, en fin, era un amalgama de remembranzas.
Para evitar caer en imprudencias técnicas, entregué una muestra de la crema dental a
mis familiares y amigos para que la usen durante una semana y me indiquen su punto de
vista; el resultado fue entusiasta, todos dijeron que era un buen producto y que la
distribución me llevaría a generar capital y servicio a la colectividad por su bajo precio.
Meses después, me llevé una gran decepción cuando ingresé al baño de un amigo en
Quito y vi que la crema dental estaba a medio uso y me dijo, que no le terminó de usar
porque le secaba los labios y no hacía espuma, que en buena hora ya no seguía en esa
distribución,
además mencionó que por la amistad que nos unía, no quería desalentarme en ese
negocio, que era mi primer emprendimiento, sin saber que yo había invertido cerca de
seis millones de sucres en aquel momento cuando el dólar equivalía a 1.200 sucres.
Investigué con familiares y todos me dieron respuestas algo parecidas, el producto no
brindaba el servicio requerido, desde aquel entonces cada vez que realizo un negocio o
asesoro una empresa, efectúo encuestas con personas a las cuales no conozco, con el
objeto de conocer un resultado que consolide la realidad; al igual cuando familiares y
amigos me consultan sobre negocios, soy lo bastante sincero aun cuando muchas veces
reciba el malestar de ellos al no aprobar su emprendimiento o el abrazo cuando si lo
hago.

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