¿La derecha o la izquierda?

Columnistas

Libertad, Igualdad y Confraternidad; hermosos términos que si los cumpliéramos como humanidad,
sin duda y sin división, otra sería nuestra realidad, seguramente.
En 1789, durante la Revolución Francesa, que recordamos se sucitó debido a la marcada desigualdad
que ya era lo suficientemente obvia, como para empezar a perturbar a las sociedades divididas entre
la Monarquía, la nobleza, los plebeyos (el pueblo), los feudales y su injusta distribución de la riqueza
e inequidad en el acceso a derechos, que no eran para todos; ésta importante Revolución, que marca
un antes y un después incluso en la organización social de la mayoría de países a nivel mundial, nos
trae a la vista también la importante difusión de las ideas ilustradas de filósofos e intelectuales de
aquella época como Montesquieu, Voltaire, Rousseau, quienes claramente defendían y propagaban
con su intelecto, la posibilidad de acercarse con hechos, a la razón humana y dejar de estar tan
pegados a las injusticias que visiblemente ocurrían de manera permanente y “Legal”.
Tantas eran las injusticias y desigualdades, en aquella época, incluyendo en especial para las mujeres,
que la gran Marie Gouze, o más conocida como “Olympe de Gouges”, mujer revolucionaria,
intelectual, filósofa, defensora de los derechos de las mujeres y autora de la “Declaración de los
Derechos de la Mujer y la Ciudadana”, de 1789 durante la Revolución Francesa, fue a parar a la
guillotina, simplemente por atreverse a proponer este texto, que trataba a la Mujer, como igual al
Hombre, sí fue a la guillotina, por faltar tanto al respeto a la sociedad de aquella época y al arraigado
patriarcado.
Recordemos, hablando de estos delicados temas que generan suceptibilidad ciudadana, que para
Platón por ejemplo, la política tenía que ser dirigida por ciudadanos que debían no sólo convencer,
sino forzar a sus conciudadanos a ser mejores; para Max Weber, la política no era sólo la lucha
interesada de personas organizadas en partidos políticos legalmente establecidos, disputando la
distribución del poder estatal en democracia representativa, sino que, la política se constituye como
campo intrínsecamente conflictivo del que emana la inacabable discusión de los “valores” en los que
se podría basar la sociedad; o entender por ejemplo, qué era la política para Pepe Mujica (ex-
presidente de Uruguay y seguro uno de los mejores), qué a propósito, lamentamos profundamente su
partida, el cual hizo política desde el corazón, de una forma totalmente desinteresada y demostrando
que si existen “políticos justos”, que creen en la alternativa de que la función y la organización del
poder, si se puede encargar en manos limpias, que generan desarrollo sostenible y bien común real.
¿Qué podemos decir entonces de las famosas y tan marcadas ideologías de izquierda y derecha? Esas
ideologías que incluso para ciertas personas tienen la capacidad de dividir familias, dividir relaciones,
dividir parejas, dividir sociedades. Tristemente divididos no podemos como pueblo, progresar en un
conjunto.
La historia nos dice que el término <<izquierda>> se mantuvo asociado a las opciones de las
sociedades que impulsaban el cambio político, económico y social en cuánto al más justo acceso a
derechos colectivos, mientras que el término <<derecha>> quedó asociado a las que se oponían a
dichos cambios.
¿Entonces ahora qué? En mi opinion personal, considero con todo el respeto que las y los
intelectuales de nuestra época merecen, todas las personas que deciden vincularse con “la política”
asumimos los ciudadanos que se han “preparado” profesionalmente para poder hacerlo, y por tanto,
comprenden lo importante que, independientemente de la ideología de izquiera o derecha que
tengan, deben obligatoriamente luchar por lograr generar procesos reales de bien común, de
desarrollo en todas las áreas de nuestras sociedades, crear herramientas para que el país progrese,
respetando nuestra valiosa diversidad, fortaleciendo nuestra identidad cultural, impulsando procesos
que sostengan nuestra (muchas veces) débil economía, manteniendo su firme compromiso de
proteger a la Naturaleza, creyendo en la posibilidad de generar política que cubra nuestras
necesidades ahora, pero sin afectar o comprometer las necesidades que tendrán las generaciones
futuras.

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