REÍRSE DE MADURO O REÍRSE CON MADURO
El pasado 10 de enero durante una nueva posesión ilegítima como presidente de Venezuela, el narco-dictador Nicolás Maduro volvió a hacer alarde de su chabacana torpeza al intentar ser gracioso con un ramplonesco balbuceo del idioma inglés.
No faltaron risas autocomplacientes de los dóciles adláteres para aquel que suele fanfarronear con chistes bobos y/o con burradas de grueso calibre.
Reír de un chiste inteligente no es lo mismo que reír de un chiste bobo porque hacerlo dice bastante de quien le corresponde -o no- con su risa. Por eso, porque sé que usted no se ríe ante el humor agrio de cualquier zoquete, le invito a que disfrute del siguiente chiste que originalmente tuvo como protagonistas a políticos británicos, pero que dadas las circunstancias, me he tomado la atribución de acoplarlo para la ocasión.
Tiempo atrás, Nicolás Maduro se reunió con la reina de Inglaterra, y le preguntó: «Su Majestad, ¿Cómo dirige un gobierno tan eficiente? ¿Hay algún consejo que pueda darme?»
«Lo más importante, respondió la reina, es rodearse de gente inteligente». Maduro frunció el ceño y preguntó: «Pero, ¿cómo sé si las personas a mi alrededor son inteligentes?» La reina tomó un sorbo de té. «Oh, eso es fácil, dijo, tan solo pídeles que respondan a un acertijo», presionó entonces un botón de su intercomunicador. «Por favor, dígale a Boris Johnson que venga».
El primer ministro entró al despacho: «Sí, ¿su majestad?» La reina sonrió y le pidió: «Contéstame a esto, si no te importa, Boris: Tu madre y tu padre tienen un niño. No es tu hermano ni tampoco hermana, ¿quién es?» Sin si quiera esperar un momento, respondió: «Ese sería yo». «¡Sí! Muy bien», dijo la reina.
Impaciente, Maduro regresó a Miraflores para hacerle la misma pregunta a Diosdado Cabello. “Diosdado, respóndeme lo siguiente: tu madre y tu padre tienen un niño, no es tu hermano ni tampoco tu hermana, ¿quién es?» Después de pensar un buen rato dijo: «No lo sé Nicolás, déjame averiguarlo». Acudió entonces al alto mando militar, a los ministros y ellos a sus asesores, después llamó a Daniel Ortega, a Miguel Díaz-Canel e incluso a Putin, pero ninguno supo darle respuesta.
Pasó mucho tiempo y viendo que nadie pudo contestar, Cabello, a regañadientes, se vio obligado a llamar a Javier Milei: «Javier, mira, tu madre y tu padre tienen un niño y no es tu hermano ni tu hermana, ¿quién es?» Milei respondió de inmediato, «¡Obvio, soy yo!» Cabello sonrió y dijo: «¡Gracias!». Corrió desaforado al despacho presidencial y gritando dijo: «Lo tengo Nicolás, la respuesta a tu acertijo es: ¡Javier Milei!» Maduro se levantó, arrolló a Cabello y gritó enfadado: «¡No, idiota! ¡Es Boris Johnson!»
Como vemos, reírse de Maduro es fácil y divertido. En cambio, reírse con Maduro te desnuda como idiota, como adulón… o ambos. (O)