Espumante, agua y carnaval / Editorial

Editorial, Opinión

En la reciente Fiesta de la Fruta y de las Flores, el espumante y el agua cambiaron el semblante de la Fiesta, caracterizada por el respeto a los demás y por el festejo sin agua ni espumantes. Los desaprensivos ciudadanos, que no faltan en las ciudades, hicieron de las suyas. Hubo calles de la Ciudad de color blanco por la presencia de espumante y agua en la calzada.

Se ha dicho que esto ocurrió por la ausencia de controles municipales y de otras entidades públicas. Sin embargo, para impedir y sancionar a los infractores de las reglas de convivencia y de las ordenanzas, se hubieran necesitado miles de agentes municipales y miembros de la fuerza pública.

El problema tiene otro origen. El ingreso de espumante a la ciudad y su comercialización. A los proveedores y a los comercializadores habría que identificarlos. Si no distribuyeran espumante, sería más difícil utilizarlo.

En cuanto al agua, este es un tema de educación ciudadana. Es inconcebible que haya renacido lo que se prohibió en 1949, especialmente entre ciudadanos de Ambato.

En la Fiesta del 2026 no debería repetirse el espectáculo lamentable que se presenció en algunas vías públicas de la ciudad. (O)

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