Descendimiento de Jesús y Procesión del Silencio
Los feligreses acudieron al interior de la Catedral para ser partícipes en evento espiritual relacionado al Descendimiento de Jesús y luego la Procesión del Silencio, para recordar que Jesús murió por los pecadores.
Durante la ceremonia del descendimiento, monseñor Giovanny Pazmiño, obispo de la Diócesis de Ambato, manifestó que el amor de Dios es puro y noble, es decir es un amor que se da sin límites.
La autoridad religiosa, señaló que el amor es compresivo y servicial, goza con la verdad, espera y aguanta sin límites. Esta es una bella lección para que las personas podamos entender que se necesita amarle a Dios con ese amor puro y además crear entre las personas esa fraternidad que tiene como fuente el amor inagotable de Dios.
En toda la Sagrada Escritura se enfatiza que Dios no abandona, y que empezó eligiendo a un pueblo para que pueda ir hacia la Tierra Prometida.
Seguidamente, como parte de la celebración religiosa, los santos varones se acercaron hacia la imagen de Jesucristo que estuvo en el centro de la Catedral, y junto su sagrada imagen estuvieron las figuras del bueno y mal ladrón en el Calvario.
El obispo diocesano recordó el póstumo tributo al cuerpo sacrosanto de Jesús. Luego con voz firme dijo “Santos varones, desprendan el letrero de la Cruz e indíquenlo al pueblo”. Mientras todo esto ocurría, los asistentes cantaron con el obispo diocesano. Al final se desprendió la corona de espinas, los clavos de las manos y pies de Jesucristo y al final la sagrada imagen fue bajada de la cruz y colocada en el sepulcro que fue en forma de urna de cristal.
Al final se transportó el cuerpo de Jesucristo en la Procesión del Silencio alrededor del parque Montalvo, acompañado por los cucuruchos, representantes de la Iglesia, centuriones, creyentes y todos sin pronunciar palabra, por señal de respecto, ya que Jesús murió para salvarnos a todos.
Luego, al día siguiente en la Catedral se acompañó en la soledad de María, y al final el Domingo de Resurrección donde la alegría de que Jesús venció a la muerte. Aleluya. (I)
