A los 30 años de la caída del muro de Berlín / Ing. Patricio Chambers M.
A los 30 años de la caída del muro de Berlín / Ing. Patricio Chambers M.
El 9 de noviembre de 1989, el Muro de Berlín caía y con ello empezaba también la caída del bloque comunista en el mundo entero. Pero, ¿de qué manera se produjo tal circunstancia?.
El caso es que al finalizar la II Guerra Mundial en febrero de 1945, los Aliados dividieron el territorio alemán en sus cuatro zonas de ocupación: la oriental fue controlada por la Unión Soviética, y la occidental por Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.
Cuatro años más tarde en 1949 los tres países occidentales decidieron unir sus zonas y conformar al este, la República Democrática Alemana (RDA), lo cual tuvo como respuesta la creación de la República Federal de Alemania (RFA) al oeste, declarada zona de ocupación soviética.
Además, Berlín es nombrada capital de la RDA a pesar de localizarse en el interior de la RFA, quedando a su vez dividida también en los cuatro sectores de su ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Lo cual provoca que la región oeste de la ciudad, Berlín occidental, se convierta en un enclave soviético.
Con el paso de los años, una maltrecha economía soviética se reflejaba crudamente en su enclave alemán, en contraposición con el crecimiento económico del Berlín occidental, haciendo que alrededor del 20 % de la población de la RDA (unos 3.5 millones de alemanes orientales huyeran hacia la RFA).
Por ello la noche del 12 de agosto de 1961, decidió levantar un muro provisional y cerrar 69 puntos de control, dejando abiertos sólo 12. A la mañana siguiente, se había colocado una alambrada provisional de 155 kilómetros que separaba las dos partes de Berlín. Los medios de transporte se vieron interrumpidos y ninguno podía cruzar de una parte a otra.
El Bloque del Este sostenía que el muro fue levantado para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para impedir la voluntad popular de construir un Estado socialista en la Alemania del Este.
El Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia. En la parte superior colocaron una superficie semiesférica para que nadie pudiera agarrarse a ella.
Acompañando al muro, se creó la llamada «franja de la muerte», formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día. Tratar de escapar era casi imposible.
Hasta que en mayo de 1989 Austria y Hungría abrían sus fronteras, motivando multitudinarias manifestaciones que llevaron a aquel 9 de noviembre la RDA afirmara que el paso hacia el oeste estaba permitido.
Más de 5.000 personas trataron de cruzar el muro y más de 3.000 fueron detenidas. Alrededor de 100 personas murieron en el intento, la última de ellas el 5 de febrero de 1989. (O)