Acuerdos comerciales / Editorial
La reciente visita del presidente de la República al Japón sin duda fue programada con grandes expectativas y buenas intensiones. Antes fue necesario -y lo es ahora-, que el Ecuador se abra al mundo y se integre a la economía internacional con algo más que ofertas de petróleo a precios de ganga. Nuestro potencial es grande pero lamentablemente pasamos mucho tiempo encerrados y alejados de lo que verdaderamente importa cuando se quiere generar divisas e inversiones.
La visita, sin embargo, no ha tenido el impacto esperado y el posible volumen de negocio que nos podrá generar no es significativo. No bastan buenas acciones cuando sufrimos problemas estructurales y legales muy enraizados por la última década correísta que hasta ahora no logramos superar. No se diga toda la mala imagen que nos causaron disputas fútiles y asociaciones con países tan nefastos como los del eje bolivariano, con Irán o Bielorrusia.
Seguimos pagando las consecuencias de esos desatinos ideológicos y quien sabe cuántos años más acarrearemos la perjudicial propaganda que nos significó. Incluyendo en todo esto, por supuesto, también el tema de Assange en Londres. En todo caso, es positivo que se continúen con estas visitas y estos esfuerzos. No queda más en nuestra economía que volcarse a conseguir más dólares para nuestras operaciones del día a día. (O)