Acumulación de propiedades / Jaime Guevara Sánchez
Un fenómeno curioso, pero extremadamente importante, de la naturaleza es que solo hay dos especies que practican la el hombre y guerra, las hormigas, Los dos, irónicamente, mantienen complejas organizaciones sociales. Esto no significa que solo los hombres y las hormigas se enfrasquen en matar a su propia clase. Muchos animales de la misma especie matan el uno al otro, sin embargo, solo el hombre y las hormigas han practicado la ciencia de la destrucción organizada, empleando sus masivos números en combates violentos y utilizando estrategias y tácticas para enfrentar situaciones inesperadas o capitalizar la debilidad de estrategia y tácticas del otro bando.
La guerra continua más larga peleada entre hombres duró treinta años. El único registro científico de la guerra más prolongada de las hormigas es de seis semanas, o lo que sea que eso signifique en el reconocimiento del hormiguero.
Es estimulante notar que mientras los entomólogos están de acuerdo que la guerra es un instinto en las hormigas, no todos los antropólogos y biólogos aceptan la guerra como algo instintivo en los hombres. Por supuesto, empíricos estrictos encuentran que todo en la historia del hombre indica que la guerra es consustancial con su naturaleza.
Pero una visión más amplia y generosa, ciertamente más filosófica, es sostenida por científicos que proclaman que la evidencia, a la fecha, es incompleta y engañosa, y que el hombre no tiene en sí mismo el poder de abolir la guerra. Prominente entre estos hombres está Julián Huxley, quien establece una distinción aguda entre la naturaleza humana y la expresión de la naturaleza humana.
Aún más, la expresión puede cambiar, como los factores que conducen a una guerra pueden cambiar. «En el hombre y en las hormigas, la guerra en cualquier sentido serio está ligada a la acumulación de propiedad por la cual pelear.»