Adiós Francisco

Columnistas, Opinión

El fallecimiento del Papa Francisco,  ha sido una pérdida para los más de dos mil millones de católicos y en general para la humanidad, porque se trata de un líder universal que dedicó  parte de su papado al diálogo constructivo, con otras religiones, promoviendo la inclusión, la tolerancia; fue un defensor incansable de los derechos humanos, de la justicia social con libertad, abogó por la protección de los más vulnerables, el respeto a lo diverso, el cuidado del medio ambiente y adoptar estilos de vida más sostenibles.

Llevó adelante una vida marcada por el sufrimiento como ofrenda para que el planeta alcance la paz. Sus últimos años de vida estuvieron marcados por el dolor, por los constantes quebrantos en su salud, en especial aquellos de índole respiratorio, pero su fe se mantuvo intacta, anheló la paz, pero dejó claro que, para lograrla es necesario que la humanidad tenga fe, que se llene de bondad y amor, para ser capaces de perdonar y sentir compasión por los demás, quizá hoy en día nos falta tolerancia para respetar las distintas opiniones, al igual que entender desde la visión del prójimo las consecuencias de un mundo desigual, lleno de inequidades que lamentablemente se traducen en violencia. Dejar de lado los antivalores como la ambición, el egoísmo y dar paso más bien a la posibilidad de compartir con nuestros semejantes, sembrar en nuestros hijos la bondad, el respeto,  al igual que otros hábitos como el egoísmo y ayudar a quienes menos tienen; y, de esa manera cultivar nuestras almas. Ecuador es testigo directo de ese espíritu transformador cuando fue recibido en el año 2015, su visita no solo movió multitudes sino que también dejó  un mensaje que contrastó con los discursos oficialistas del entonces presidente Correa,  hoy prófugo en Bélgica; Francisco habló de la fraternidad entre las personas y con ello renovó la fe de miles que sintieron por primera vez en mucho tiempo que el vaticano los miraba a los ojos.

En Ecuador, afrontamos difíciles momentos con un país dividido por ideologías que dejan rencillas y otros oportunistas que hoy mismo están pescando a rio revuelto, para cambiarse de bando, hechos los que se unen para apoyar al régimen a sabiendas que los apoyos no son gratiches. La verdad no hemos tenido los mejores líderes políticos, más bien han sembrado odio y rencillas en lugar de buscar la unidad de este pueblo sufrido y aguantador. Es la oportunidad de que observemos todos el legado que nos deja Francisco que es la misericordia, el perdón, la unidad y el amor.  (O)

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