Agosto tiempo de las artes
Las vacaciones estudiantiles hace unas décadas enmarcarlas en la actividad de las artes, sobre todo el mes de agosto se ha ido institucionalizando con la puesta en oferta de actividades lúdicas, performance lúdicos y desarrollo del espacio para pulir las técnicas artísticas.
La realidad objetiva determina la realidad subjetiva, esta frase del materialismo histórico es muy aplicable a nuestra realidad, Latinoamérica y el Ecuador están ubicados en un espacio que cuenta con dos estaciones climáticas, la época de lluvias y el verano, incluso estas se subdividen según la región, en el caso del sub trópico que reciben las lluvias entre diciembre y mayo con la etapa seca que va entre junio y noviembre y en el caso de la región andina la fase lluviosa va entre octubre a mayo siendo la etapa seca o verano entre junio a septiembre de cada año.
En la crisis cultural de fines del siglo pasado las vacaciones, la juventud de esa época no sostenían un método de gestión del tiempo, el cual se lo remitía al espacio de lo privado, de la casa y máximo del vecindario y el barrio, máximo se lo canalizaba desde las familias hacia el trabajo asalariado de los adolescentes.
Hemos revisado en esta columna de opinión socio-cultural que, a partir de los noventas del siglo pasado el racionalismo cultural entró en crisis, dando espacio a la sensibilidad y con ello la legitimidad y estímulo de los talentos, subjetividad fueron canalizados hacia el disfrute del tiempo libre o tiempo de alternancia. Dos conceptos que no cabían en las generaciones anteriores a la nueva gestión de lo cultural.
Entonces las nuevas generaciones fueron acercándose a las artes, la figura de la jorga, el grupo de jóvenes fue cediendo ante la juventud sensible que dedicaba su tiempo para el teatro, la danza, la poesía, la realidad nacional, la música, el grafiti, convirtiéndose todas en la cultura rebelde.
El primer espacio institucional y estatal fue el Municipio de Quito que en 1993 inauguró la política pública “Agosto mes de las artes” que consistió básicamente en tres ejes. Abrir el espacio público para el teatro y los libros, generar partidas presupuestarias para la contratación de artistas populares y jóvenes, poner en escena las nuevas expresiones en las diferentes identidades.
Justamente cuando publicamos el primer poemario “Desvaríos” historia que les contaré en otra oportunidad. (O)
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