Aidita Ati / Editorial
Nuevamente miembros de las instituciones llamadas a combatir a la delincuencia organizada así como velar por orden y la paz, se encuentran involucrados en actos de violencia que afectan la confianza en dichas instituciones.
La muerte del subteniente Aidita Ati en un cuartel militar, en la cual se encuentran investigados cuatro oficiales de las Fuerzas Armadas ecuatorianas por femicidio, nos llevan a la reflexión de qué tipo de personas se seleccionan y forman en las instituciones llamadas a velar por la seguridad interna y externa del país.
De nuevo, la falta de control en cuanto a celebraciones y consumo de alcohol en estas instituciones se detectan como el detonante de actos delincuenciales, cerca de dos años del asesinato de María Belén Bernal dentro de la Escuela Superior de Policía, ahora tenemos otro caso de femicidio dentro de un recinto militar, con agravantes de supuesta violación y asesinato.
Debemos estar claros que tanto nuestras Fuerzas Armadas como la Policía Nacional cumplen una labor indispensable para la sociedad, y son más los actos de valor y patriotismo de sus miembros en el día a día en el control de nuestras fronteras, la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, por tanto, estos hechos que afectan la imagen de la fuerza pública son casos puntuales, que deben ser investigados y sancionados, por el bien de una de las instituciones más respetadas por los ecuatorianos. (O)