AMBATO DE  1990

Columnistas, Opinión

Los Lunes era feria grande. En esa feria habían papas, habas, mellocos, quinua, fréjol, trigo, cebada y  mucho más;  sea por mazorcas, por shigras, (bolsos indígenas hechas en cabuyas de llamativos colores), o “porciones”     sobre  un  costal  tendido: 

“Estos productos traían los indios y los chagritas”.

“En tiempo de frutas vendían manzanas, peras del país, claudias, capulí, membrillo, peladillos, chirimoyas, guabas, caña de azúcar y aguacates negritos que traían de Quillán. Los puestos de venta eran unas carpas con palo de soporte y dos en equis sobre los que ponían telas con techo”.

“A los mayoristas se les veía acarrear quintales sobre carreteras de madera con enormes ruedas también de madera, tiradas por burros o caballos. Cuando el tren de Alfaro unió la costa con la sierra, empezó a llegar el maní, el azúcar, morocho de gallinas, café, cacao; y, en frutas los melones,  las papayas, plátanos, sandias,  mangos. Claro que también con el tren llegaron las ratas y los ratones que hasta hoy son una plaga”.

Traían cacao para hacer chocolate. Ese negocio y fama tenían unas señoras de Huachi Grande y Huachi Chico que eran las que sabían hacer el mejor chocolate de ese entonces. La mejor fábrica de chocolate que yo haya visto, que yo haya trabajado y lo haya sentido fue la de mis Padres que estaba ubicado en el actual PASAJE RAMON VACA y AV. MANUELA SAENZ, pero que en ese entonces simplemente se llamaba “El Tropezón”. Ha…. que bueno es añorar de aquella fábrica; las tristezas y alegrías, pero que en definitiva sirvió para la crianza, alimentación, vestuario y educación de ocho hijos y sus respectivos. El, es el que trabajaba en casa, tostando y pelando, aventando y moliendo el cacao, remoliendo y tablillando el chocolate; todos los trabajadores, de casa y fuera de ella alrededor del montón de cacao ardiente ( que recién salía del tiesto –bombo” a pelar de una en una pepa. El indígena ANGEL MARIA y el NACHO PEREZ eran los que tostaban el cacao a una temperatura muy alta con ramas de eucalipto y astillas. Aventando para separar la corteza y quedase la pepilla sola, unas veces lo hacían en bateas y otras lanzando al aire y frente a él en tasas de totora. Luego ingresaban a las máquinas trituradoras cuyo aroma ya de chocolate se apreciaba o por lo menos 100 metros a la redonda. Chocolate: cremoso, aceitoso, color sangre ( no recordemos de ello que muy buenos recuerdos lo tenemos) tenía que mezclarse con harina fina para que se baje el fuerte del cacao y luego se lo entablillaba.

Ahora ello: Doña MARIA DEL CARMEN PAZMIÑO DE VACA  tenía que salir a las ferias a vender el chocolate, Lunes al Mercado Central, Martes a Quito conjuntamente con su querido esposo, Jueves a Salcedo, Viernes: Ambato, Sábado a Baños y Domingo a Salcedo o Latacunga.

En esto del cacao y del chocolate hay una verdad, bueno la verdad yo no lo sé, pero si me constó que en el cuarto de papacito lo llamaba “La  Faldiquera”  se encontró muchos rumos de sacos grandes de cacao, sacos de más de dos quintales de peso cada uno, yo tan niño sin saber de lo que se trataba me subía a  aquellos rumos, no se sabe quién, ni para que lo convencieron a RAMON VACA hacer todo esto y luego de ser descubiertos los autores, desapareció el cuarto entero de cacao sin magnificar su cantidad pero es un cuarto de tres metros de ancho, 4 metros de fondo y 4 metros de alto.

Para hacer las harinas  al Occidente de Ambato instalaron el molino Tilulum que hasta hoy existe. Poco después el Sr. JACOBO PAREDES instal´+o rel primer molino para hacer machica, harinas de cabada, haba, habilla, arveja, arros de cebada y hasta trigo.

“En la plaza Colombia que rewa muy fecuente que ñla gente que no teníoa posibilades de comrara por tecercio ( es decir uncostal leno) se sometia a los gritos de alguna Señora que ped+ía; “ pongan en papas; o pongan en machica” o en lo que sea. Wentocnes se hacía colecta entre varios interesados que aportaban con 5 reales (la mitda del cucre), en sucre, 7 relaes etc. Hasta completar el valor del tercio que luego lo repartían prioporcionlamente; pero el negocio de las repartfdpra era que cogia para ella su ración en una canasta de totota”.

Aquellos de que losd biultos se nevdían por “mulas” tiene que ver con lo que podía trasportar el animal de este nomgre o un burrro y hasta los cabaloos es decor, cargaban dos bultos llamados tercios que companían la “mula” de papas o de cuqlwurie producto.

Cuando un bulto o tercio se colocaba sobre los dos que cargaba el animal, se llamana “soberna” . Los de “tercio” quiere decir que por lo general el animal. Mula o burro cargaba tres tercios o butos. Para transportar los tercesio de los animales a la plaza y viceversa, sugirieron los  “ cargadores” que hasta ahora son los indios que cobrab por su fuerza de trabajo.

Entonces: “UN sucre equivalía a 10 reales; un resal a 10 cebtavos; un medio a 5 centavos; un calíe a 2 mredios centavos y 10 centavos a 1 real. Para hacer un referencia, una galoina valía unos dos sucres; y, un huevo a 1 real. Para comprara gallinas, coenos y cuyes la gente iba a los caminos de entrada a Ambato a esparar a los campesinos. En ese tiempo en la Vicentina (hoy patque a la madre) era la venta de ganado y de animales y donde hoy es el Hotel Ambato era el camal.

Habían pcoas tiendas en ese tiempo y ahí se vend+ía pan y golosinas, dulces, caramelos, sal, raspadua, azúcar y la “granadina” que era una especie de soda con poco gas que los fabricaba una familia “LOPEZ”.

Cuanto ha cambiado Ambato dijo mi Paqdre lo único que queda sonlos rcureds de esa época. (O)

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