Ambiente de desolación
Pocas son las personas y vehículos que caminan por la zona alta de Ambato. Lo único que funcionan son tiendas, supermercados y farmacias.
Esta decisión ha facilitado que la colectividad se abastezca de productos y permanezcan en sus domicilios.
Irma López reside en la ciudadela La Pradera. Pone su esperanza que la humanidad superará esta emergencia de salud. Confía en que la mano del Todopoderoso se hará realidad por el bien del mundo.
“Es una preocupación que vivimos. El número de casos en el Ecuador sigue creciendo y eso no nos tiene tranquilos”, añadió.
Por su parte, Juan Pérez, residente de la ciudadela La Carolina, sugirió poner ‘mano dura’ en contra de ciertos ciudadanos que no desean acatar las disposiciones.
“Esto es por el bien de todos. Estamos en una emergencia y debemos ser conscientes del peligro al que nos exponemos”, sostuvo. (I)