Animeros de Patate, 105 años vivos
En el corazón de Tungurahua, Ecuador, Patate conserva una
tradición única: el recorrido del Animero, un tributo a los
Fieles Difuntos que ha perdurado por 105 años. Este ritual
centenario, celebrado entre el 15 de octubre y el 2 de
noviembre, conecta a sus habitantes con sus raíces
históricas y culturales.
El Animero: Guardián de memoria
Ataviado con túnica blanca y campana, el Animero recorre
las calles silenciosas, invitando a la reflexión y oración. Su
vestimenta simboliza pureza, mientras que su presencia
encarna el respeto hacia los antepasados. Este personaje,
que encabeza procesiones nocturnas, encarna la fusión de
tradiciones indígenas y católicas que Patate ha logrado
mantener vivas frente al paso del tiempo.
Última tradición viva en Tungurahua
Patate, conocido como “Pueblo Mágico”, es el único lugar de
la provincia donde este rito sigue vigente. Su singularidad
lo convierte en un tesoro cultural y refuerza su identidad
como epicentro de tradiciones ancestrales. En otras
localidades, estas costumbres han sido olvidadas, pero en
Patate, el Animero simboliza resistencia y continuidad.
Una tradición comunitaria
No es una sola familia la que mantiene esta costumbre,
sino toda la comunidad. La familia Guamán ha liderado
recientemente el paso de esta tradición, asegurando que
más jóvenes se sumen cada año. Los habitantes,
independientemente de su edad, participan en los
recorridos, que se realizan de 19:00 a 00:00 horas.
El ambiente es sobrecogedor: pasos firmes, el sonido de la
campana y oraciones encienden una atmósfera de respeto.
Este evento no solo honra a los fallecidos; también refuerza
los lazos comunitarios y recuerda a todos el valor de sus
raíces.
Un legado para las generaciones
El compromiso de la juventud asegura que esta tradición no
desaparezca. Cada generación, con orgullo, asume el rol de
proteger y transmitir este ritual. El Animero es más que un
rito; es un símbolo que une pasado y futuro, vida y muerte,
tradición y modernidad.
A través de este rito, Patate preserva su esencia como un
pueblo donde la memoria se convierte en un faro que guía
la unidad y la identidad de su gente. En 2024, el Animero
sigue siendo el corazón espiritual de este Pueblo Mágico. (I)