Añoranza del altivo ambateño

Columnistas, Opinión

Una de las anécdotas que más guardo en mi vida, es en una tarde de septiembre de 1985 cuando era estudiante de economía en la universidad central del Ecuador y, nos citamos (en quito) algunos compañeros, en la casa de mi gran amigo Milton Soto a realizar deberes de una materia denominada Historia Económica de América Latina.

Estuvimos al menos unos 15 compañeros (de Quito, Ibarra, Latacunga, Guaranda y Ambato), la madre de mi compañero, doña Noemí (+) estaba en la cocina y mientras me dirigía al baño,  ella dialogaba con su hijo Milton sobre la presencia de nuestros compañeros y su origen, hablando bien de cada ciudad por supuesto, pero lo que más me llamó la atención fue cuando al llegar a mencionar que estaba también con ambateños, le expresó, con ellos llévate más hijo mío, ya que los guaytambos son educados, cultos, tienen valores y son  buenas personas.

Esta anécdota recrea lo que algún momento me dijo mi padre (+) hijo mío donde quiera que te encuentras destaca tu educación y respeto,  no seas chacharero, se amable con las damas, abre la puerta cuando ingresen al vehículo, camina al lado de la acera  y deja el espacio interior para la chica o el anciano, en un restaurante pasa los cubiertos primero a las demás personas que están en la mesa, se servicial y cordial.

Al reseñar la historia de Ambato y recordar los terremotos que destruyeron nuestra ciudad, el 20 de junio de 1968, el 4 de febrero de 1797 y el del 5 de agosto de 1949 y ver como el ambateño se levantó de las ruinas y salió avante pese a las vicisitudes del destino, contemplar con orgullo el ejemplo de altivez para realizar una fiesta tan grande como lo es la Fiesta de la Fruta y de las Flores que representa la pujanza del altivo ambateño y haber convertido a Ambato en una ciudad, productiva, industrial, carrocera, comercial, financiera, agrícola, educativa, etc,  hago remembranza   de la calidad del ambateño ahora que estamos atravesando una de las peores crisis políticas al interior del cabildo ambateño, recordando una frase de Montalvo “Hacer una guerra de virtudes si es posible, procurando cada cual superar al enemigo con honradez, buena fe, magnanimidad” y yo agregaría EDUCACIÓN Y RESPETO. (O)

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