Antes de que sea tarde

El hecho de anticipar consecuencias, resolver conflictos internos, aprender de errores y construir estrategias de cooperación es una de las grandes capacidades evolucionadas netamente humanas que le llamamos reflexionar. Es un proceso milagroso y complejo de pensar sobre los propios pensamientos. Es, fundamentalmente, una danza sofisticada entre nuestro pensamiento razonado y las emociones. Nos permite no solo entender lo que vivimos, sino también transformar las experiencias en aprendizajes conscientes. Nos hace capaces de detenernos ante una experiencia, pensamiento o estímulo, para evaluarlo críticamente, analizarlo desde diferentes perspectivas, y anticipar consecuencias o soluciones.
Involucra múltiples redes neuronales integrando emociones, memoria episódica, atención, razonamiento lógico y autorregulación para hacer una evaluación de la realidad y ajustar comportamientos. Es como la «línea base» de la mente cuando no está enfocada en tareas externas.
Por ejemplo, si reflexionamos en este escrito encontrado en una red cualquiera de un autor indeterminado, ¿que nos produciría?:
“Hoy vivimos y nadie nos da un abrazo y si mañana morimos nadie quiere soltarnos…. Hoy estamos vivos y nadie nos regala una rosa y si mañana morimos nos regalan un grande y costoso ramo…. Hoy nadie nos toma en cuenta, pero cuando nos toque morir, seremos populares por todo un día y nos colocarán nuestras fotos en las redes sociales, diciendo que nos quieren mucho, que nos van a extrañar, que fuimos super especiales y que cómo van a vivir sin nosotros…. Hoy estamos vivos y algunos nos hacen llorar y si mañana morimos todos llorarán por nosotros. Valoremos lo que tenemos y a los que tenemos antes de que sea demasiado tarde”.
Diríamos que sí, antes de que sea demasiado tarde para creer, para intentarlo, para un “te quiero”, para un “te extraño” que durará para siempre. A veces hemos guardado un silencio “tonto”, como que algo nos detiene y no somos capaces de decirles que los amamos a quienes los amamos y solo hacemos los esfuerzos con nuestros actos para que comprendan. No nos percatarnos del poder de una frase o una palabra, hemos ahogado palabras y hemos descuidado el momento exacto de un beso o un abrazo de cariño.
Solo necesitamos un milisegundo para mirar a las personas que amamos para preguntarnos: ¿Y si mañana ya no está? El reloj nunca para, no detengamos el fluir de una carcajada y cuando sintamos la necesidad de un abrazo, debemos tener el valor de pedirlo, la vida no nos permite retroceder y a muchas veces no nos da una próxima vez. La verdad es que es imposible saber cuándo tomaremos el último aliento, cuándo será la última vez. (O)