Apropiación cultural 

Columnistas, Opinión

La apropiación cultural es sin duda una práctica colonial que consiste en la expropiación, extractivismo y robo de símbolos, tradiciones y manifestaciones culturales pertenecientes a comunidades originarias, históricamente estigmatizadas, invisibilizadas y empobrecidas por la idea de desarrollo colonial. Uno de los soportes de esta práctica, se evidencia en que normalmente es ejecutada por políticos inescrupulosos   que no han tenido ningún contacto con la comunidad y que si lo hacen en tiempo de campaña electoral y sacar provecho de su cultura. 

Las comunidades afrodescendientes e indígenas históricamente han estado expuestas a violentas prácticas coloniales, y la apropiación cultural es una de esas prácticas que no se ha podido erradicar gracias a la imposición de la herencia colonial, que se perpetúa a través de la clase política, cuyos  candidatos se presentan de cuerpo y alma, vistiéndose con los atuendos autóctonas de cada pueblo, comiendo  lo que en su casa rechazan, abrazando cuando no son capaces de dar un abrazo a sus hijos, en fin… la hipocresía al desnudo, siendo parte  de esa  apropiación cultural que resulta ofensiva y perjudicial para varias comunidades y culturas.

Muchas personas bienintencionadas suelen malinterpretar la diferencia entre apreciación cultural y apropiación. La apreciación cultural viene con el deseo de aprender y comprender otra cultura cuando se ha sido invitado por esta. Las personas practican la apreciación cultural, hacen esfuerzo por ampliar su perspectiva y conectarse con otros de manera transcultural, lo que generalmente sucede cuando una cultura marginada invita a otros a disfrutar de sus tradiciones y eso es bueno.

La apropiación cultural ocurre cuando alguien muestra o se apropia de una parte de la cultura de otra persona para beneficio o disfrute personal, sin crear un puente o aprender sobre el significado de ese aspecto cultural en particular. Desde luego hay mucha más apropiación que apreciación cultural en estos eventos políticos.  Por ejemplo, la comunidad indígena y afrodescendiente luchan continuamente contra la representación de su pueblo y sus símbolos religiosos y su vestimenta como: el poncho, la braga, la cushma, el huipil y la lanchama; en los afrodescendientes el turbante y el kufi. Existe una falta de consideración de parte de los políticos en la apropiación cultural, pero esto sí se puede cambiar, abriendo espacios para que nos comuniquemos entre diferentes, pero sin caer en la apropiación cultural. Siempre, antes de decidir estereotipar a otra cultura, infórmese y no acepte recibir lo que un dirigente local por quedar bien con sus “candidatos” deshonra a su pueblo y su cultura. (O)

 cifam62@yahoo.es

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