Asamblemóvil / Fabricio Dávila Espinoza
En mayo de 1939, la industria del cómics presentó a Batman, en la revista Detective Comics # 27, con el título: “El Caso del Sindicato Químico”. Esta edición incorporó un automóvil ficticio en las aventuras del superhéroe. Desde esta fecha, el Batmobile, en inglés o Batimóvil, en español, circula por las calles de Ciudad Gótica. Al estilo de esta historieta, un legislador ecuatoriano tiene su “asamblemóvil”.
El primer día de la semana laboral que está terminando, los congresistas Fernando Villavicencio y Roberto Cuero, mantuvieron un diálogo poco cordial, con increpaciones y acusaciones mutuas, cuando Villavicencio, exhortó a su colega a “cuidar las formas” y a no presentarse en la reunión de la comisión de fiscalización, conectado a través de un teléfono móvil y dentro de un vehículo. La reunión fue realizada para conocer el informe del juicio político a la Superintendenta de Bancos, Ruth Arregui, que al final no prosperó.
El intercambio vehemente de criterios trascendió de inmediato a las redes sociales. Twitter, registró mensajes respondiendo a la pregunta planteada por Villavicencio: ¿Está usted de acuerdo que un asambleísta que gana $4700 mensuales, participe en una sesión parlamentaria desde su auto, mientras realiza otras actividades ajenas a su responsabilidad? La mayoría de twitteros inclinó la balanza hacia el no.
En medio de los comentarios es posible contar sarcasmos, mofas y una que otra sugerencia. Una usuaria de la red social cree necesario formular un reglamento para que las sesiones del poder legislativo transcurran con decoro. La idea es que los padres de la patria participen desde un ambiente acorde a la ocasión, sin la cámara apagada y colocando sus nombres y apellidos en la pantalla, emulando un aula de niños o adolescentes en sus clases virtuales. La situación que originó el exhorto al asambleísta en su vehículo es lamentable, pero tal vez sería más penoso emitir una norma que regule algo tan elemental.
Incidentes de esta naturaleza empeoran la credibilidad de una institución que no termina de decepcionarnos y son una muestra de la clase política que nos gobierna, salvando la dignidad de algunos legisladores, cuya actuación sí marca la diferencia. El país debería descansar tranquilo al saber que hay un funcionario, ojalá fuera el único, que no pierde el tiempo y dice realizar varios trabajos a la vez, no en beneficio propio, porque eso sería incorrecto, sino en favor de los intereses nacionales. El Ecuador es pionero al implementar el asamblemóvil, desde donde se legisla y fiscaliza. (O)