Atención al cliente… / Andrea Manjarrez Ocaña
Vivimos en sociedad, y es nuestro deber aprender a brindar una sonrisa, una mirada cálida, grata, a extender un saludo cordial al dirigirnos a otra persona en el trato diario, dentro de la familia, compañeros de estudio, y en el campo laboral. En cualquier ámbito siempre te entregan momentos divertidos, espontáneos, pero existen personas que cada mañana se preguntan, de si ¿el lugar de trabajo lo hace?, aquellos que al dirigirse a él, varias veces sienten apatía, molestia anticipada, y eso se ve reflejado en su actitud profesional. ¿Por qué sucede esto?, si se cree que la vida profesional es el complemento de la formación estudiantil, la realización y engrandecimiento como ser humano, como ente productivo. Tristemente vemos en las instituciones de servicio al público, a varios trabajadores negativos; tarde o temprano en el diario vivir, nos sentiremos en la obligación de acercarnos a una entidad pública o privada a realizar un trámite, negocio, diligencia, y ahí es cuanto nos enfrentamos cara a cara a ellos, que en ocasiones nos recibirán con actitud déspota. Con cuanta burocracia reciben al consumidor del servicio, en las ventanillas u oficinas destinadas a esta labor, lo obligan a cumplir meros trámites innecesarios con el afán de cumplir estándares políticos, y si eso no fuera un tanto molesto, va acompañado de animosidad y desagrado al atender, acaso es tan difícil, acompañar el servicio prestado con algo como: “me siento complacido en atenderle pues ese es mi trabajo”, y no un ¡regrese más tarde, no se da cuenta que estoy muy ocupado!, es tan complicado ser cortés y educado. Un empleo implica responsabilidad respeto, compromiso, pero de ninguna manera abuso de poder, así que la próxima vez que te acerques a un lugar así, exige buena Atención al cliente… (O)