Buenos ciudadanos vs. delincuentes / Esteban Torres Cobo
Que no le asusten los de siempre. Los agoreros del mal y, en este caso lamentable, los que quieren que en el Ecuador únicamente los delincuentes sigan con armas para atentar contra su vida, la de su familia, su propiedad y su negocio. Los que no conocen la historia o los que, conociéndola, la omiten.
El porte y la tenencia de armas jamás estuvieron prohibidas desde la fundación del Estado ecuatoriano en 1830. Temporalmente existieron decisiones administrativas que limitaron este derecho parcialmente, pero que nunca lo prohibieron. Ni los peores dictadores que tuvimos se atrevieron a hacerlo. A pesar de que quizás todos sabían que un pueblo desarmado es un pueblo asustado y, peor que eso, que en ese miedo sus poderes crecerían ante el desamparo y el miedo.
En el año 2009, sin embargo, y bajo los preceptos del Foro de Sao Paulo, lombriz del castrismo y del chavismo en Latinoamérica y Europa, empezó el desarme a los ciudadanos en el Ecuador a través de decisiones de segunda orden que, contraviniendo la ley, lograron su objetivo: desarmar a los buenos.
Por el contrario, los delincuentes incrementaron el número de armas en su poder. Se calcula que tienen en su poder de 350.000 a 400.000 armas ilegales de todos los calibres. Los buenos ciudadanos llegan a tener apenas 150.000 armas debidamente registradas, aunque la mayoría sin utilidad por los engorrosos e imposibles permisos de tenencia y porte.
En los años ochenta en el Ecuador se podía comprar armas de todo tipo en las ferreterías y no vivimos el Viejo Oeste. Se podía adquirir en centros comerciales y no vivimos en el Viejo Oeste. No necesitamos ver a Suiza o a Canadá, tenemos nuestra propia experiencia actual y verificada.
¿Por qué entonces mantener restricciones a que buenos ciudadanos, luego de superar rigurosos exámenes y cursos, se puedan defender de los malos? ¿Por qué entonces impedir que la ciudadanía apoye con esto la labor de la policía y las Fuerzas Armadas que, sin el apoyo estatal, no se abastecen para controlar la delincuencia, el asesinato y el robo?
Es impensable que una sociedad solo los delincuentes tengan armas y no los buenos ciudadanos. (O)