Buenos dias señor Vaca y nada mas
Entre los años 1940 y 1950 cuando los Padres Josefinos de la Loma de esta querida e ínclita ciudad de Ambato ya estuvieron radicados y era normal el funcionamiento de la escuela católica González Suárez, la familia de Don RAMON VACA PORRAS y Dña. MARIA DEL CARMEN ACOSTA PAZMIÑO, habitaba en el sector el Tropezón de la parroquia rural, de ese entonces Huachi Chico.
El hogar VACA ACOSTA tenía la característica de respeto y obediencia y la obligación de criar y educar a sus hijos en el temor de Dios. Pues, Don Ramón, cariñoso hijo, amoroso esposo, padre y abuelo que por un lapso de 74 años, 9 meses y 14 días llevó ese nombre, único nombre con el que le bautizaron sus padres MANUEL VACA PEREZ y SALOME PORRAS MANZANO, digo único, porque lo común en nuestro medio era de ponerles a los niños dos nombres y dos apellidos, en este caso es una excepción; claro que sí, es que fue un hombre excepcional en todas sus actividades y procedimientos, correcto en sus actuaciones, justo en sus decisiones, honrado y delicado, firme y concreto, valores de los que nadie podrá contradecirme, peor contradecirle porque estaba convencido de que hizo todas las cosas y bien, pues nunca que yo sepa, algún error lo cometió con intención.
Los hijos varones desde aquella distancia del sector el Tropezón, tenían que trasladarse a pie a la escuela católica González Suárez de los Padres Josefinos, por cuanto no había transporte vehicular.
En esa época había llegado a la Loma un grupo de jóvenes sacerdotes josefinos italianos, que con los sacerdotes ecuatorianos trataban de aprender el idioma.
En la temporada de vacaciones los huertos frutales en la ciudad de Ambato y en el sector de Huachi eran abundantes. Don Ramón Vaca al ser un famoso agricultor de ese entonces, tenía suficientes huertos y generosidad y buen ánimo de compartirlos con la Comunidad Josefina.
En el mes de Julio, antes del terremoto de 1949 los Padres Josefinos ecuatorianos e italianos decidieron visitar de sorpresa a Don Ramón Vaca; emprendieron la caminata desde la Loma de Bellavista hacia el Tropezón por los polvorientos caminos y enderezando atajos y acequias del lugar, llegaron a la altura de la propiedad de la familia VACA ACOSTA. El grupo de sacerdotes decidió que ingresaran solamente los 8 sacerdotes italianos mientras los 3 sacerdotes ecuatorianos se quedarían esperando escondidos entre la vegetación de alisos y eucaliptos…Los padres ecuatorianos sugirieron a los italianos que al llegar a la propiedad dijeran: BUENOS DIAS SEÑOR VACA y nada más, dicho y hecho, los sacerdotes italianos ingresaron a la propiedad cruzando por los pastos, huertos y corrales de animales gritando en coro BUENOS DIAS SEÑOR VACA Y NADA MAS! BUENOS DIAS SEÑOR VACA Y NADA MAS! Doña María del Carmen interpretó esa presencia y esas expresiones como peligrosas, se armó de garrotes para protegerse de tamaña manifestación sorpresiva, mientras el coro continuaba BUENOS DIAS SEÑOR VACA Y NADA MAS!.
Ante la fundada sospecha de una posible agresión y cuando ya estaban los garrotes en alto, aparecieron los padres ecuatorianos diciendo a gritos SEÑOR VACA, SEÑOR VACA, SOMOS NOSOTROS Y VENIMOS A VISITARLE!, entonces se bajaron los garrotes y cesó la interpretación de que esas personas podían ser malhechores disfrazados. Se pidieron disculpas recíprocas y los visitantes disfrutaron de las deliciosas manzanas, claudias, mirabeles, duraznos y finalmente de buenos platos típicos.
La familia recuerda siempre esta grata visita y esta anécdota cuando repiten:
¡ Buenos días Señor Vaca y nada más!. (O)