Burdo engaño

Columnistas, Opinión

La visita de un ministro de Estado a territorio, considero que debe ser para diagnosticar y llevar soluciones a los graves problemas que padecen los habitantes de ese entorno, me referiré a la reciente visita del ministro del Deporte Andrés Guschmer al Valle del Chota, lugar donde se encuentran la mayor cantidad de seleccionados de personas con discapacidad intelectual, claro… ya se ha hecho costumbre posar pata la foto y muy   feliz con una veintena de deportistas/ciudadanos.

La presencia de la discapacidad intelectual en el Valle del Chota, toma auge a raíz de la promoción del deporte para personas con discapacidad, y los logros conseguidos por Poleth Méndez como Campeona Paraolímpica y su hermana Anais como Subcampeona, lo que se ha hecho común su práctica y considerado como un medio de subsistencia para muchas familias pobres. 

Esta discapacidad es la adquisición lenta e incompleta de las habilidades cognitivas durante el desarrollo humano, por falta de  políticas gubernamentales e instituciones públicas justas y responsables,  que han lacerado a su población a consecuencia de la poca atención a la  nutrición crónica infantil, falta de atención sanitaria, descuido prenatal, lesiones, contaminación, infecciones, salubridad,  falta de agua potable,  Infecciones maternas, falta de atención médica y enfermedades que no se  tratan a tiempo, en definitiva,  abandono total de este  Gobiernos y de los anteriores, a esto le sumamos la corresponsabilidad que tienen los habitantes en el  consumo de alcohol y nicotina,  antes y  durante el embarazo.

Los habitantes del Valle del Chota tienen derecho a vivir una vida con respeto, dignidad y sin discriminación, pero lo primero que hacen es segregar y tratarlos como máquinas para producir medallas y vanagloriarse de sus éxitos. Este gobierno tiene la responsabilidad de proporcionar servicios óptimos para atender adecuadamente las necesidades de estas personas, fortaleciendo y utilizando eficazmente de los servicios existentes en salud, educación y bienestar. Cuanto anhelaría que la fotografía que aparece Guschmer se revierta, que estos chicos estén matriculados en las universidades y que ha mediado plazo podamos verlos como profesionales. No queremos dádivas, aspiramos vivir con dignidad, autonomía y capacidad moral para enfrentar y desarrollar nuestras capacidades al servicio de nuestro país.

Realicen un trabajo de investigación y diagnostico exhaustivo, para verificar cuantos de estos chicos tienen verdaderamente una discapacidad intelectual o cuantos son del fruto del manoseo de personas inescrupulosas que buscan sacar “provecho” a costilla de esta supuesta discapacidad.  ¡joven afrochoteño!; dilo no a la discapacidad intelectual, dilo sí a la capacidad y el deber del Estado en atender de manera integral e inmediata  educación, salud y bienestar para tener jóvenes con grandes capacidades intelectuales.  (O)

Cifam62 @

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