Buscan acciones por tranquilidad
Con los últimos hechos violentos registrados en Ambato, la preocupación crece entre los ciudadanos y más en aquellos que están ubicados en zonas donde se han ocurrido muertes violentas, intentos de secuestros y sicariatos.
Paola Roamos, moradora de la calle Manuela Cañizares entre Darquea y Bolívar, aseguró que el ocho de noviembre se llevó el peor susto, ya que estaba por cerrar su negocio y de pronto escuchó varias detonaciones.
En un inicio se trató de un intento de sicariato, ya que tres personas que estaban libando en el sector, sin fluido eléctrico en ese momento, fueron abordados por dos sujetos que se movilizaban en una motocicleta, mismos que los dispararon. Al poco tiempo un menor de edad que estaba entre las víctimas, murió.
“Estamos en tierra de nadie. Las autoridades no hacen nada por mantener vigilados los espacios, sobre todo cuando existen cortes de energía. Tenemos el temor de salir a la tienda o de atender a supuestos clientes que en ocasiones son ladrones”, dijo.
Similar criterio tiene Arturo Jiménez, morador de la parroquia Picaihua, lugar donde un ciudadano de 34 años de edad, fue asesinado con un disparo en la cabeza. Su cuerpo fue encontrado la noche del martes 12 de noviembre.
Esto, sin contar las cuatro muertes violentas en el pasado feriado nacional, donde también estuvo el caso del sacerdote Enrique Arcos, quien fue asesinado cruelmente.
Ante la situación, el jefe de la Subzona de Policía en Tungurahua, Alex Silva, indicó que las muertes violentas registradas se generarían en primer lugar por micro tráfico de sustancias ilícitas sujetas a fiscalización, donde se tienen 13 casos.
Mientras que, la segunda causa de muertes violentas es por riñas callejeras, sea por deudas o violencia social, siendo un tema que escapa de las manos de la Policía Nacional.
Además, existen cinco casos de muertes violentas de carácter sentimental y tres fallecimientos por robo a domicilios.
Cinco casos de muertes por amenazas, una por maltrato, uno por linchamiento y una por robo a personas.
“Hemos mantenido reuniones, para dar pasos positivos y tratar de contener la violencia. Esperamos que hasta fin de año se pueda tener niveles estables. Al momento la tasa de homicidios es de 6.56, por debajo de la tasa nacional”, comentó.
Un plan integral de seguridad se planifica para realizar un “barrido” con la inseguridad y proporcionar clama a la colectividad. (I)