Caldo de pata de cerdo, sabor ancestral

Interculturalidad

El caldo de pata de cerdo, un plato arraigado en la tradición culinaria ecuatoriana, trasciende fronteras regionales y sociales, uniendo a los ecuatorianos en torno a un sabor reconfortante y ancestral. Este platillo, presente en la mesa de muchas familias desde tiempos inmemoriales, es mucho más que una simple sopa; es una expresión cultural, un símbolo de identidad y un reflejo de la diversidad gastronómica del país.

Los orígenes del caldo de pata de cerdo se pierden en la noche de los tiempos. Se cree que sus raíces se encuentran en las antiguas civilizaciones indígenas que habitaron el territorio ecuatoriano, quienes aprovechaban al máximo todos los recursos que la tierra les ofrecía. La pata de cerdo, por su parte, era un corte económico y nutritivo, ideal para alimentar a las familias campesinas.

Con la llegada de los españoles, se incorporaron nuevos ingredientes y técnicas culinarias que enriquecieron aún más este plato. La combinación de especias, hierbas y otros productos locales dio lugar a una variedad de recetas regionales, cada una con sus propias características y secretos.

El caldo de pata de cerdo es un plato que más se consume en la Sierra. Sin embargo, cada región le imprime un toque distintivo, utilizando ingredientes locales y técnicas de cocción particulares.

En la Sierra, el caldo de pata de cerdo se prepara con mote, papas, garbanzo y una variedad de hierbas aromáticas. Es común encontrarlo en las ferias y mercados locales, donde se sirve en grandes ollas de barro.

El caldo de pata de cerdo no solo satisface el hambre, sino que también evoca recuerdos y emociones. Para muchos ecuatorianos, este plato está asociado a la infancia, a las reuniones familiares y a las celebraciones especiales. (I)

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