Campeante Corrupción / Washington Montaño

Columnistas, Opinión


Lamentable situación la que vive nuestro país (Patria para los corruptos) la cleptomanía, la viveza criolla con los carnets de discapacidad, los negociados millonarios, que creíamos eran un mal de viejos políticos, hoy fueron heredados a los jóvenes políticos, que ya aprendieron la mañosería de combinar la política con el poder y el dinero. Esa es la juventud en que creía el ex presidente, que podían salvar a la “Patria”. Qué enorme pena y vergüenza que seamos vistos como uno de los países más corruptos de América Latina. No tienen sangre en la cara y son cual el “artífice”, care tucos; esta clase de sátrapas, dañaron la labor política como el servicio al bien común, para ponerla al servicio de sus protervos intereses personales y partidistas.

Se necesita ser miserable, para haber mentido, falseando la realidad y cometer un acto tan desleal a la sociedad a la que dicen servir; mentir que se tiene una discapacidad para aprovecharse de sus beneficios y creer que nunca se sabría esta triste verdad; esto es simplemente tonto, porque este pensamiento es propio de quienes planifican sus trafasías con tendencia hacia lo ilícito. El corrupto, joven o viejo, ve los beneficios en todo: en trabajar menos, en ganar más y más; en aprovecharse de aspectos materiales de su trabajo, utilizar las herramientas de sus oficinas para generar ganancias, impulsar sus influencias para asumir puestos de trabajo sin méritos o escalar puestos, cargos, funciones con acciones chuecas o fraudulentas es muy común a su pensamiento y en un mundo de corruptos, la mentira es su doctrina y la riqueza mal habida su meta.

Ahora la política y la función pública está manchada y quienes vayan a servirla; la posesión en el cargo se asumirá con el pecado original de la corrupción que ronda las oficinas y las relaciones con quienes trata y hasta con quienes se toma las fotos. Exigir a sus empleados a que entreguen parte de su sueldo es denigrante y es sorprendente que estos asomaban ante la faz pública como inmaculados, los adalides de la honradez y los justicieros de un pueblo sediento de justicia, hambriento de obras públicas y esperanzados en mejoras para su bienestar familiar y social, porque eso ofrecieron cuando candidatos pregonaban su postulación, resultaron en un fraude electoral y nos solo primaba la destitución, sino la cárcel.

La mentira es otro de los males y que feo y decepcionante resulta saber que un cura mienta en su hoja de vida o que funcionarios públicos falseen documentos oficiales o forjen títulos de estudios que nunca cursaron porque para eso si son más que ignorantes y en su defensa dicen babosadas y media, causando la burla y los memes en las redes sociales. Mienten desde las más altas investiduras, al decir que no son de lo mismo y con la vieja práctica politiquera y demagógica, dicen lo contrario porque están rebosantes con los mismos cuadros del correísmo y continúan reciclándose para tapar las picardías que fueron haciendo.

Estos sinvergüenzas que no tuvieron el coraje de confiscar edificios, autos de alta gama, abultadas cuentas bancarias ni sancionaron a los ladrones descubiertos en delito flagrante y que con quienes guardan viejas amistades y poderosos como peligrosos secretos que, cuando asoma el reclamo, se descubre el delito o la red corrupta, simplemente se van, pero no a la cárcel, sino a una embajada, consulado.

Ya se robaron con tanto descaro y ahora son cínicos que quieren que los empleados paguemos y repongamos el robo del siglo, aumentándonos los aportes al IESS, a más del descarado e inconstitucional descuento que ya lo están ejecutando. No hay justicia ni justicieros porque la justicia es una prostituta sorda, ciega y muda; es más grave ser vendedor ambulante que político corrupto. (O)

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