Cansancio e indiferencia
Los candidatos que buscan obtener el respaldo popular finalizaron sus presentaciones públicas, simultáneamente con el inicio del silencio electoral, que no tiene mucho de silencioso. Hoy, es importante mirar la reacción del elector ante la campaña que, a primera vista, podría clasificarse como una expresión de agotamiento e indiferencia.
Una de las señales más generalizadas es que el ciudadano común está agobiado por la política y que su último anhelo es involucrarse en ella o votar otra vez. Indudablemente, esta reacción proviene del exceso de procesos electorales, con tantos comicios, partidos o movimientos políticos y candidatos que no satisfacen las expectativas. Si el voto fuera facultativo como en otras naciones, sin duda, muchos dejarían de sufragar.
Desde que el Ecuador retornó a la democracia en 1978, después de diez años de dictaduras civiles y militares, hemos tenido 14 mandatarios, 9 escogidos por voto popular y 5 por sucesión después de la destitución o el deceso del presidente. Considerando que el país realiza dos vueltas para las elecciones presidenciales, en las últimas cuatro décadas se han realizado cerca de 30 votaciones de este tipo. Al añadir las numerosas consultas populares y las elecciones seccionales, la cantidad aumenta de manera notable. Esto justifica la fatiga de los electores.
La democracia en el país se degrada progresivamente, a causa del gran número de candidatos admitidos por un sistema mal estructurado, donde los requisitos son tan elementales que cualquier persona sin méritos ni experiencia tiene la posibilidad de participar. Un sistema electoral donde es suficiente tener 18 años para ser miembro de la Asamblea Nacional o 35 para ser presidente. Un sistema que permite a los ciudadanos con procesos judiciales ser candidatos para frenar los procedimientos que podrían conducirles a prisión. Un sistema que admite propuestas o planes redactados con el uso de inteligencia artificial. Un sistema que facilita el alquiler o la venta de partidos o movimientos políticos sin identidad ideológica.
Lamentablemente, la mayoría de los votantes, en lugar de enfocarse en asuntos de esta naturaleza, se encuentran envueltos en la trivialidad de la campaña, consumiendo contenidos de las redes sociales. Además, hay muchos votantes descontentos, apáticos, agotados, ausentes o alejados de la política, que solo anhelan el término del bullicio. El Futuro no es prometedor, si se mantiene el actual sistema democrático, el agotamiento y la indiferencia seguirán en aumento. (O)