Circo no nos va a faltar / Mario Fernando Barona
Hace exactamente 17 años, un 26 de mayo, mientras Néstor Krichnner cumplía un año en la presidencia de Argentina en el 2004, el periodista argentino – rumano Bernardo Neustadt conversaba con el también periodista Roberto Cachanosky. De los cientos de entrevistas de Neustadt, hoy he querido destacar esta en particular por varias razones: 1) porque en el Ecuador acabamos de inaugurar un nuevo gobierno opuesto a ese Krichnnerismo; 2) por lo que Cachanosky dice de aquel debutante Socialismo del Siglo XXI; y, 3) como un curioso corolario en la coincidencia de fechas y hechos.
BN: Me gustaría preguntarle si el país es un circo o si nosotros somos un circo.
RC: ¡Qué buena pregunta! La verdad, lo que voy a decir es políticamente incorrecto.
BN: Espere que me ajuste el cinturón.
RC: El país efectivamente es un circo, hay un montón de payasos dirigiendo el país. Pero abajo hay un montón de estúpidos aplaudiendo a esos payasos.
BN: ¡Ah no, así no!
RC: ¿Cómo que no? ¿Quiere que cambie los términos?
BN: No, mejor no cambie los términos.
RC: Lo que a mi me preocupa es que en la Argentina la incultura y el resentimiento hacia quien progresa está muy impregnada en la sociedad. Acá se ha creado una cultura del resentimiento desde hace más de 60 años, que es muy difícil de erradicar. El que progresa en la Argentina, por definición, es sospechoso.
Este sucinto extracto dice mucho. Por un lado, Cachanosky grafica perfectamente lo que siempre ocurre con populistas de esta calaña en todo el mundo (incluidos los diez años de la Revolución Ciudadana en Ecuador); por otro, la entrevista guarda tanta actualidad que ese triste espectáculo circense de resentimiento, esencia de una izquierda odiadora, expele ahora nuevamente un fétido hedor en forma de caos, violencia y anarquía por América Latina. Felizmente, en lo que a nuestro gobierno nacional se refiere, me congratula enormemente saber que desde ahora el Ecuador ya no será un circo y que mucho menos este tendrá dueño. Lo que sí, habrá que estar muy pendientes de aquel tufo mal oliente propio de las trastiendas circenses.
No puedo, sin embargo, decir lo mismo de la AN que de lo poco que he podido constatar será una de las más bufonas y risibles de la historia. Con ellos sí, habrá circo de carpa grande y con tres pistas simultáneas: en una, hábiles malabaristas buscarán inmunidad y amnistía; en la segunda, diestros ilusionistas harán desaparecer el buen juicio y en su lugar aparecerá odio y división; y en la tercera, payasos de todo calibre nos harán reír y llorar con sus torpezas e hilaridad.
Todo puede ser, pero en medio de la tan refrescante sensatez, circo no nos va a faltar. (O)