Ciudad que floreció sobre minas de oro 

Columnistas, Opinión

Es Zaruma, ubicada al este de la provincia de El Oro; es la ciudad que floreció sobre minas de oro, que fueron explotadas desde la época aborigen, luego por los Incas y los españoles, los que la denominaron, «Villa Real del Cerro Rico de San Antonio de Zaruma».

Para ir a Zaruma, se parte desde la ciudad de Machala, por la carretera que conduce a la ciudad de Santa Rosa; la que va entre abundantes cultivos de banano, que pintan de verde el maravilloso entorno; luego continua por el sureste, hasta el sector llamado Saracay, donde la via se bifurca; una va a la ciudad de Loja, y otra a las ciudades orenses: Piñas y Zaruma.

La carretera que conduce a Zaruma, va paralela al rio Santa Rosa, en medio de una exuberante flora. De Piñas a Zaruma, sigue por un terreno irregular; permitiendo la observación de sucesivas montañas que forman un maravilloso horizonte

Al llegar a la ciudad, se admira la torre de la iglesia, que sobresale, entre las pintorescas casitas de techos rojos; es de clara influencia europea, con torres de estilo gòtico; en el interior, se encuentra un deslumbrante altar mayor, que muestra la habilidad de los constructores, en sus numerosos y atractivos adornos; en la parte superior. Se halla la imagen de La Virgen del Carmen, Patrona de Zaruma.

Las casas de madera son de cedro, bálsamo, guayacan y otras, edificadas en la época republicana presentan: originales fachadas, balcones suntuosos, estrechos corredores, amplias puertas y llamativos portales; se levantan junto a las calles sinuosas, que ascienden y descienden, siguiendo la irregularidad de las laderas, donde se asienta la ciudad.

La forma en que està construida la urbe, los portales con arcos de madera, la escalinatas, las angostas calles adoquinadas; invitan a tomar un paseo, por la colorida resplandeciente y hermosa «Villa Real del Cerro Rico de San Antonio de Zaruma.

Zaruma, no solo es arquitectura impresionante, minas de oro que poseen sus entrañas, café de aroma inigualable; sino un gran mirador, de fabulosos paisajes, que asombran por su belleza; y sobre todo esta, la cordialidad de sus habitantes. (O)

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