Claves para un mundo mejor / Ing. Patricio Chambers
Considerando el enorme desconcierto que vive la sociedad actual, el profesor Jorge Alvarado Planas, en uno de sus artículos, propone algunas claves para lograr un mundo mejor.
En medio de los cambios climáticos que se van produciendo en diversas partes del mundo, en los terremotos, erupciones volcánicas y catástrofes naturales. En lo social, vemos cómo se incrementan las oleadas migratorias de las gentes más pobres que transmigran.
Esto conduce inexorablemente a un desarraigo social, cuyos efectos se traducen en el aumento de la delincuencia, simplemente para poder sobrevivir en condiciones adversas, en el aumento de la adicción a las drogas, para tratar de encontrar a través de ellas los paraísos de esperanzas que no encuentran en la realidad que viven. En lo económico, es ya plenamente patente la gran crisis mundial a la que se enfrentan la mayoría de países.
En fin las evidencias de ciertos factores concuerdan con la opinión de numerosos historiadores actuales, en el sentido de que estamos entrando en una nueva Edad Media, pero esta vez, debido al fenómeno de la globalización, es mundial y no únicamente local, como sucedió antes varias veces en la historia, en focos aislados de las diversas civilizaciones.
Siendo así el autor señala la urgencia de generar propuestas para tener soluciones alternativas, que puedan contrastarse con las «recomendadas» por los diversos organismos internacionales pues es necesario encontrar vías adicionales de acción. Concretamente se refiere a tres principios que pueden orientarnos.
Partiendo de la fraternidad y tolerancia, es indispensable promover un ideal de fraternidad universal, basado en el respeto por la dignidad humana, más allá de las diferencias raciales, de sexo, culturales, religiosas, sociales, etc.
En segundo término, el conocimiento universal a través del cual se fomente el amor por aquella sabiduría que permite conocer y comprender el universo, la naturaleza y el ser humano, a través del estudio comparado de filosofías, religiones, ciencias y artes.
Luego, nos habla del desarrollo integral de cada persona, es decir lo mejor de nuestro potencial humano, promoviendo la realización plena como individuos y nuestra integración en la naturaleza y la sociedad, no como meros espectadores sino como actores de un mundo a mejorar. Nuestro trabajo redunda en mejores individuos que den sostenibilidad al desarrollo social.
Además, establece tres áreas de acción, tanto a nivel individual como social: la filosofía, la cultura y el voluntariado. La filosofía, para aprender a ser mejores cada uno de nosotros, con el fin de hacer todos juntos un mundo nuevo y mejor.
La cultura, no como una simple información, sino como la formación de un carácter capaz de discernir y «comprender», para erradicar la ignorancia, la cual, como es sabido, es madre de todos los males de la humanidad.
El voluntariado, para aprender a ser socialmente responsables y asumir libre y desinteresadamente, de manera personal, los desafíos que los Estados actuales ya no pueden cubrir, porque les falta soporte y consenso social. (O)