Clima severo: inundaciones y calor extremo / Juan Diego Valdivieso
En los últimos días hemos visto perplejos la destrucción que han ocasionado las fuertes lluvias en el sector de Río Blanco en Baños, donde varias familias han sido afectadas ya que se reporta al menos un fallecido, cuatro viviendas desplomadas, tres puentes caídos y algunas vías destruidas, incomunicando así a los pobladores -muchos dedicados a la agricultura y comercio-, así como al turismo en esta zona del cantón Baños. Esta actividad se ha visto afectada por la emergencia climática ya que el acceso a la ruta de las cascadas y la práctica de deportes extremos están restringidos.
Por otro lado, se prevé que esta semana en Francia haya un fuerte período de calor, que recuerda a un episodio similar en 2003, cuando durante el verano, las altas temperaturas causaron centenares de personas fallecidas. Para el jueves y viernes de esta semana, se estima que en algunas regiones del país galo el termómetro marque 39 y 40° C. Las autoridades han establecido ciertas limitaciones y recomendaciones a la población para sortear este período de calor extremo.
Ante estos dos ejemplos de fenómenos climáticos extremos cabe la reflexión ¿Qué tan responsables somos ante el origen de los mismos? ¿Se debe a causas antropogénicas o a ciclos naturales? El debate queda abierto; la cuestión es actuar con urgencia y ejecutar planes de adaptación y mitigación al cambio climático a escala local, nacional y global. De esta manera se podrá hacer frente a la problemática del clima y sus variaciones porque el coste social, económico y ambiental es muy alto e impredecible. El problema es que en países en vías de desarrollo como el nuestro, los entes a cargo de este tema, como el Ministerio de Ambiente o los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), no disponen de suficiente información, presupuesto y herramientas para paliar el clima extremo y sus externalidades. ¡Es hora de actuar! (O)