CLUB DE FUTBOL MURIALDO-AMBATO

Columnistas

Ex alumnos y deportistas se amalgaman en un solo haz de
inusitada algarabía que se vio incentivada por la grata presencia de un
gran número de jóvenes italianos que, al finalizar Marzo de 1947,
llegaron a Ambato: seis sacerdotes y doce estudiantes religiosos, el
más noble gesto de solidaridad en la labor de cinco lustros de la
Misión Josefina. Especial motivo para compartir fueron las fiestas de
María Madre de Dios en Mayo de 1947 y se iniciaron reuniones,
sesiones, conferencias vesperales, presentando a María bajo diversas
advocaciones, tema sobre acción católica juvenil y artesanal, temas
bíblicos charlas sobre el Vaticano e Italia, alternando con juegos de
patio y campo abierto como con pasatiempos de salón.
Entre tan diversas actividades, quizá la que tuvo mayor fuerza de
unificación y compañerismo fue el fútbol. Tanto en la escuela como en
el seminario se organizaban campeonatos llenos de entusiasmo y
colorido y La Loma vibra de gritos y euforia deportivos.
En el grupo más asiduo de alumnos y ex alumnos se sugirió el
nombre del Club para establecer cierta diferencia de amigos, aún mas
si se trataba de quienes gustaban del fútbol y se acogió un nombre
que no podía ser otro que de Murialdo. Tómase como ejemplo el Club
Murialdo, organizado en 1945 en Villa Nueva de Mendoza, Argentina,
con cerca de 600 socios inscritos, Club que ofrecía una variada
diversidad de deportes.
Especial interés tomaban los partidos en los que intervenían tres
o cuatro estudiantes religiosos italianos combinados con jóvenes
ecuatorianos y la gran ventaja que tenían los estudiantes al jugar con
sus sotanas que les favorecían la retención de balones. Esta variedad
de elementos fortalecían el ánimo, mejoraban las condiciones y hasta
se seleccionó un uniforme blanco total al inicio, que luego se le añadió

aditamentos azules cual remembranza de Pazzuri del calcio italiano.
Los triunfos del Club Murialdo no se hicieron esperar y los jugadores
ex alumnos, reforzados con algunos buenos amigos, lograban dominar
el balón y hacer sonar el nombre de Murialdo en las canchas de los
barrios y de los pueblos de la provincia y de otras provincias.
El Club Murialdo, debidamente organizado y gracias a la labor y
esfuerzo desplegado por sus jugadores y por sus dirigentes, gozó de
gran prestigio en la ciudadanía ambateña, pronto se hicieron
presentes los colaboradores y asesores, que con su afecto y buena
voluntad de hinchas entusiastas ayudaban y respaldaban a su equipo,
estados cualidades lo demostraba César Martínez a quien se le
nombró presidente y gracias a su trabajo arduo y sacrificado, ubicó al
Club en el mejor sitial. El Club Murialdo en 1952 creció en número y
potencialidad, contó con cerca de 200 socios inscritos y sus
integrantes; sin descuidar ni sus estudios ni sus trabajos, respondían
en la cancha con verdadero amor a su nombre, a sus colores y a sus
lemas MOURI HAUD (Hasta la muerte).

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