Comercio, seguridad alimentaria y nutrición

Columnistas, Opinión

La FAO señala que “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”. A pesar de este lineamiento, pocos países han articulado el comercio, la seguridad alimentaria y la nutrición, considerando las múltiples interacciones que conllevan su aplicación en la realidad.

Además, la gran variedad y acceso a alimentos en Ecuador, no es una condición suficiente para lograr la seguridad alimentaria. Por ejemplo, en provincias de la región Sierra se cultiva la quinoa y el amaranto, alimentos denominados “superfoods” por sus altos valores nutricionales y son apreciados en mercados extranjeros, los cuales pagan un valor atractivo al productor quien decide exportarlos. Ingrato hallazgo, en estas provincias el porcentaje de desnutrición infantil es alto, lo que confirma que el comercio, la seguridad alimentaria y la nutrición, están correlacionados y es un error intentar solucionar la desnutrición infantil únicamente como un problema sanitario desde el MSP y ejecutar acciones aisladas en el proyecto Ecuador Libre de Desnutrición Infantil, porque la FAO recomienda que deben estar involucradas diferentes Carteras de Estado y actores relacionados (empresas privadas, cámaras, gremios y la sociedad civil). Esta inexistente articulación se ha visto reflejada en las quejas de los  ganaderos, porque disienten la disminución e incluso el retiro de la leche en los desayunos escolares que entrega el gobierno.

Por otro lado, es importante el manejo del comercio internacional y sus posibles afectaciones en la disponibilidad de alimentos, para que no se repitan casos como el de la década del 70, donde la producción interna de trigo ya no abastecía la demanda del país, luego del dumping maquinado por Estados Unidos, a fin de que a los molinos ecuatorianos les resultes barato importar, provocando un Ecuador que al año 2023 importa alrededor del 95% de trigo.

El gobierno de Daniel Noboa tiene retos que superar, y se augura que por su experiencia cree e impulse  políticas fronterizas que no afecten al agroproductor y al mismo tiempo potencie la competitividad del campo, donde 27.000 productores tienen costos de producción calculados con la “Subvención Parcial de Fertilizante Nitrogenado”. También, Noboa deberá recuperar la economía “post Fenómeno del Niño”, que por el momento tiene en zozobra a los arroceros, sector que protesta la decisión del gobierno en contra de la soberanía alimentaria, por importar 15.000 toneladas de arroz de Uruguay, como medida de abastecimiento interno de la gramínea. (O)

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