¿Cómo recibe la Mesa? / Edison Narváez Z.
En el año 2017 cuando Correa dejó el poder, exclamó a los cuatro vientos “La mesa está servida”; sin embargo, meses después de su ascenso al poder el presidente Moreno con indignación dijo que “No solo no quedó la mesa servida, sino que se fueron llevando hasta la mesa”. Cuatro años después, y a pocos días de la llegada del presidente Lasso al Palacio de Carondelet, el presidente saliente Lenin Moreno le ha advertido que “La Mesa no está servida”.
Si la mesa no está servida, entonces ¿Cómo recibe la mesa? Pues es bien, para empezar el Ecuador está entre los últimos países de América en vacunar a su población, de hecho, apenas el 2% (350.000 personas) de 17 millones de ecuatorianos está inmunizado contra el COVID-19; la deuda supera los 62 mil millones de dólares, el déficit fiscal está por arriba de los 6 mil millones de dólares, el desempleo se encuentra en el 5,5%, el IESS se encuentra en una severa iliquidez que pone en riesgo las prestaciones.
El nuevo gobierno recibe un presupuesto prorrogado que asciende a 32.000 millones de usd, sin embargo, al igual que en años anteriores el estado tendrá más gastos que ingresos, entonces el presidente electo tendrá que decidir entre el recorte presupuestario o ajuste vía impuestos; lo más seguro es que se incremente endeudamiento.
Es evidente que la eficacia del proceso de vacunación va a marcar el ritmo en la recuperación de la economía nacional, el nuevo gobierno que está por iniciar a prometido vacunar al menos 9 millones de ecuatorianos en 100 días, evidentemente, sino tiene salud el pueblo ecuatoriano, no se va a activar la economía. De la misma manera es imperativo que regrese el flujo de inversión privada interna y externa, para ello las reformas laboral y tributaria son imperativas.
Para reducir la pobreza y generar empleo, el Ecuador necesita crecer en su economía a tasas superiores al 5 por ciento anual, eso significa que las inversiones deben superar los $30.000 millones de dólares. Ciertamente, la inversión privada está llamada a sostener el crecimiento económico y la creación de empleos; el presidente electo recibirá una población económicamente activa de 7.8 millones, de las cuales alrededor de 2.7 millones tiene empleo adecuado (personas que perciben ingresos iguales o superiores al salario mínimo, $400), alrededor de 5 millones se encuentran en la informalidad y 450.000 son desempleados; de tal manera que generar trabajo se torna difícil.
Entonces es evidente que Guillermo Lasso no sólo que no recibirá la mesa servida, sino que iniciará su gobierno con una dura crisis de salubridad y económica. Así también tendrá que lidiar con una Asamblea altamente fragmentada. (O)