Crecimiento horizontal o vertical

Columnistas, Opinión

El crecimiento de una urbe pequeña o mediana generalmente es horizontal, se sigue extendiendo hacia los extremos, porque su mancha urbana es relativamente pequeña y no es muy complicado el traslado de personas, bienes y servicios de un punto a otro, más aún si está situada en una planicie con extensiones de terreno, sin embargo poco a poco la dotación de servicios básicos por parte de los entes públicos locales cada vez se convierte en más costoso llevar a sitios más lejanos el agua potable, alcantarillado, bordillos, aceras, calzada, recolección de basura, alumbrado público, parques, jardines, mercados, etc.

Cuando esto sucede y en una ciudad como Ambato con una topografía muy irregular con seis plataformas y poco espacio, el resultado es que la tierra es muy costosa, por tanto, la construcción también, los arriendos igual, el comercio y la producción no se quedan atrás, resultado final, una ciudad cara. En este contexto la alternativa es planificar la ciudad con crecimiento vertical. Cuando se decide un crecimiento hacia arriba, se optimiza el uso de las tierras y se moderniza la urbe, claro esta siempre y cuando las tasas, impuestos, contribuciones y pagos de excedentes por ocupación y utilización de suelos hacia arriba del límite permitido, sean razonables para el promotor inmobiliario, constructor, propietario, inversionista y sobre todo para quienes aspiran comprar su departamento, local comercial u oficina,

En otras ciudades el pago por concepto de contribución onerosa por mayor edificabilidad estimula al inversionista a poner sus recursos en esas localidades y a coadyuvar en la construcción de ciudades modernas y atractivas, por ejemplo, en Quito este cobro por el excedente de ocupación de pisos superiores al límite es de hasta el 30%, en Guayaquil de 5%, Cuenca y Loja 25% y Manta 5 % del Salario Básico Unificado por metro cuadrado de edificación sobre el máximo permitido. En Ambato según el nuevo Plan de Uso y Gestión de Suelo, será esta contribución del 50% siendo una de los mas altas y caras del Ecuador, que podría frenar la inversión en el sector de la construcción, encarecer el costo de viviendas y no permitir un crecimiento vertical de la ciudad. 

 Estas concesiones onerosos por mayor edificabilidad deben ser pensadas desde el lado del inversionista, del constructor, de quien aspira comprar un departamento, mas no desde la visión recaudatoria de cuanto le generara a la municipalidad porque si bien la obra pública permite una mayor plusvalía a los terrenos, también es cierto que los contribuyentes pagan impuestos prediales, tasas y contribuciones todos los años y de allí se obtiene los fondos públicos para hacer esas obras y además porque quien más riesgo le pone a perder es el constructor, arriesga su dinero, su terreno, su capital de trabajo, por eso este cobro debe favorecer más al inversor, no a la municipalidad. (O)

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