Creer es crear
En esta sociedad actual, conectada, frenética y conflictiva, casi todos los días se nos
cruza la toxicidad, comida tóxica, medio ambiente tóxico, bebidas tóxicas, relaciones de
pareja tóxicas, amistades tóxicas, vecinos tóxicos, jefes tóxicos, trabajos tóxicos,
compañeros de trabajo tóxicos, entre otros, que generan, consecuentemente,
pensamientos, emociones y actitudes tóxicas. Ahora en las redes sociales por
manipulación política o simple sociopatía, abunda la gente tóxica que muchos
estudiosos les llaman los anticipadores de la desgracia que, en América Latina, este tipo
de gente va aumentando exponencialmente. Parece que se esmeran en buscar gente
alegre, positiva y entusiasta para deprimirla. Son personas que, en verdad, desde que se
levantan por la mañana, parece que tienen un único objetivo y es el de amargarle la vida
al que se le cruce y si un día no han amargado a nadie no pueden dormir tranquilos.
Tienen casi como una misión u obligación de hacerle sentir mal al prójimo. Estas
personas tóxicas se creen que no son ni negativas ni pesimistas, sino realistas. y con ese
argumento se sienten con el derecho de llenarnos de pesadumbre y atormentarnos la
vida. Estos anticipadores de infortunio se caracterizan por tener el perfil de un
sabelotodo, son expertos en política, en economía y hasta en clima y alimentación
saludable, tienen respuesta para todo. A cualquier persona que esté contenta la
entristece, de hecho, nunca una mujer ha recibido más malas noticias de parto malo y de
bebes enfermos que cuando está embarazada.
Casi como otra pandemia, este tiempo tan crítico que nos ha tocado vivir con severa
sequía y sin energía eléctrica nos ha sacado de nuestra zona de confort, nos está
invadiendo la ansiedad, pero en estos duros días debemos hacer una gimnasia cerebral y
estar convencidos de que todo pasa, todo se acaba, todo cambia y que lo más importante
es saber que lo que uno cree, crea. En base a ello debemos crear una conciencia
colectiva y no hacer eco de los tóxicos que viven con premoniciones catastróficas ya
que eso contribuiría a generar trastornos emocionales más complicados y hasta ataques
de pánico haciendo mal uso de nuestra imaginación y suposición, pues las palabras
tienen mucho poder, se transforman en decretos mentales negativos que hasta llegan a
materializarse. “Gracias” a las viralizaciones en las redes sociales llegan a contagiarse
millones de personas con los rumores destructivos.
A estos especialistas en premonición de desgracias, que cada vez se van reproduciendo
más y más, que se van especializándose más y más en el gran arte de amargar y
amargarse la vida, se suman otros factores históricos que tiene que ver con el fanatismo
religioso, con el esoterismo, con el pensamiento mágico y con el fanatismo politiquero
abonado por la ignorancia extrema, ese morbo de asustar e instaurar miedo en la gente
ilusa. Estamos viviendo el “chuchaqui” de una histórica farra con enorme despilfarro en
la recientemente pasada época de bonanza y, no conformes, este grupo de cínicos
engañadores, hasta le dejaron endeudado a nuestro pobre país. La vida es cíclica,
resistamos, no tengamos miedo a vivir malos tiempos, todo dolor es transitorio.