Crisis de esperanza / Fabricio Dávila Espinoza
Al terminar el 2022, la empresa Market, publicó un estudio revelador de una crisis de esperanza de cara al presente y el futuro. Diciembre, generalmente, acumula deseos de bienestar. No obstante, la situación económica, política y social del Ecuador no permite mirar con mucho optimismo el 2023.
La encuesta realizada entre el 26 y 29 de diciembre, con una muestra de 760 casos en las ciudades de Quito y Guayaquil, con un nivel de confianza del 95% y un margen de error permitido del 2.8% contiene cifras nada alentadoras.
El pesimismo de los ecuatorianos a la hora de pensar en el futuro es alarmante. El 72% cree que las cosas están entre mal y pésimo; el 24%, que están regular; el 2.6%, que están bien y apenas el 0.30% cree que todo está excelente. Por si fuera poco, el 66% de encuestados piensa que el país estará mucho peor dentro de los próximos seis meses y apenas el 33% opina que estaremos algo mejor.
A decir del representante de la encuestadora, los resultados revelan una leve mejoría, que no es suficiente. En noviembre pasado se realizó una encuesta parecida, según la cual, el 90% de ecuatorianos creía que todo estaba mal y el 95% decía que la situación estaría peor aún.
Con respecto a la forma de mirar la gestión de las principales autoridades e instituciones del país, casi todo el mundo pierde el año por malas calificaciones. El 17% de ecuatorianos cree que el presidente Guillermo Lasso realiza una gestión buena, mientras que, para el 82%, es mala. La Asamblea Nacional, también reprueba. El 88% califica de malo su trabajo y solamente el 11% cree que es bueno. La justicia ecuatoriana, es la gran perdedora. El 91% de ciudadanos la califica como mala. Los medios de comunicación también tienen una calificación negativa del 65%. La Policía Nacional, aún con todos los hechos que giraron alrededor del exteniente Germán Cáceres, goza de una calificación positiva cercana al 60%. Las fuerzas armadas aprobaron el año con el 62% de calificación positiva. La Iglesia católica, continúa siendo la institución con mayor credibilidad en el país, con el 73% de ciudadanos calificando como buena su gestión.
Los ecuatorianos estamos marcados por un pesimismo muy notorio y esta crisis de esperanza es tierra fértil para el populismo, que una vez más podría ofrecernos cambiar el rumbo de la noche a la mañana y por arte de magia. Esto es bueno saberlo ahora que está iniciando una nueva campaña electoral.