Crisis sanitaria social y económica / Hernán Guerrero
Frente a la pandemia hemos tenido que admitir nuestra pequeñez, nuestra impotencia ante un fenómeno desconocido, inesperado, hasta ahora indestructible, que ha echado al suelo la prepotencia, la vanidad, el individualismo, el consumismo desorbitado, de quienes creen tenerlo todo y han mirado con indiferencia tras los ventanales la desigualdad y la miseria humana.
Casi todos los países se dieron cuenta tardíamente, de la agresividad de este virus, todos han caído, los países gigantes y los tercermundistas, tuvieron que cerrarse las fronteras, suprimirse vuelos comerciales, se instalaron cuarentenas, se suspendieron trabajos, ocasionándose pÉrdidas billonarias; la economía global ha colapsado ante este microscópico virus, las personas tenemos que usar mascarillas. Y siendo que todavía no se ha derrotado a esta peste que al parecer exigirá mucho más tiempo para su extinción, la situación económica sigue empeorando y se van a tener que tomar severas medidas a nivel oficial para enfrentar la enorme iliquidez presupuestaria, recomendándose a la población y a los funcionarios responsabilidad, profesionalismo y disciplina. En las naciones grandes y pequeñas, ya se han perdido plazas de trabajo. En otros estados que pudieron ahorrar algo se están usando dineros de las reservas, cuando hay previsión y sentido de responsabilidad en quienes dirigen los países y conocen de economía, aunque no les asignen una colección de “honoris causa” y en este mismo sentido en nuestro Ecuador.
No se sabe de dónde vayamos a sacar siete mil millones de dólares, para enfrentar esta emergencia que ha dejado al Estado sin fondos y, además con la baja de la producción la caída a cero dólares en los precios del petróleo, las deudas internas y externas entre otras, estamos más que empobrecidos, ahora más que nunca los ecuatorianos debemos tener unidad nacional, dejar a un lado las diferencias individuales y políticas, a la ciudadanía quédense en casa para derrotar a este virus, escuche a las autoridades para que mañana no culpe al gobierno ni a los vecinos por sus males, y luego todos a dar lo mejor de sí, para tener un mañana mejor en economía, salud, trabajo y amor. (O)