Currículums / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión


Para solicitar cualquier trabajo, el postulante -a parte de toda la carga documental a nivel académico, profesional y de experiencia- en su currículum también debe presentarse como persona y demostrar que es confiable y buena gente, por eso se suele adjuntar el récord policial que determina que es un ciudadano que no tiene un historial delictivo o con asuntos pendientes con la Ley; al menos dos certificados de honorabilidad que no son sino documentos firmados por terceras personas certificando que conocen y por tanto avalan la honorabilidad del peticionario; y, certificados de trabajo de los lugares donde ha laborado. Cada uno de estos documentos tiene como fin, insisto, evidenciar que el candidato no es delincuente, que hay gente que puede dar fe de su honorabilidad y que donde ha trabajado ha salido sin problemas y lo pueden referir. La empresa averigua y confirma si lo que dicen esos papeles es cierto, posteriormente acude a una entrevista de trabajo, y entonces, con un poco de suerte, será escogido de entre decenas de candidatos.

¿Con qué propósito tanta letanía? Para que el empleador (ya sea del sector privado o público) se sienta más seguro a la hora de contratar y tenga más certeza de que la elección sea efectivamente del mejor y el más probo. Ahora, si toda esta formalidad de rigor es para todo el mundo y para cualquier trabajo, me pregunto si ¿será necesario buscar alternativas parecidas para de la misma forma escoger a los mejores candidatos de elección popular a toda dignidad, así como a los mejores políticos y funcionarios de alto nivel?

Recuerdo entonces con indignación que ahora mismo debemos lidiar con candidatos que entre muchas otras picardías tienen como líder a un delincuente; se toman el partido político de otro delincuente; roban canciones para campañas; usurpan la imagen de Richard Carapaz; proponen como binomio presidencial a un prófugo de la justicia; registran candidaturas con cédula cambiada; acusan a los banqueros pero son accionistas de un banco; y que para la actual campaña se estarían movilizando en un auto de propiedad de los autores del atraco al ISSPOL.

Así las cosas, me respondo: Con este tipo de currículums, de qué sirve una recomendación, un certificado o un récord policial, si una solo acción vale más que mil papeles.

Por eso, mientras un humilde conserje siga presentando certificados de honorabilidad para ganar el básico, y otros sigan apoyando a candidatos con currículums de prontuariado, el Ecuador no tendrá futuro. (O)

mariofernandobarona@gmail.com

Deja una respuesta