Dádivas
Todos los observadores de la política ecuatoriana saben que la entrega de regalos o dádivas en medio de una campaña electoral es una práctica rutinaria, pero ilegal.
La historia electoral ecuatoriana está repleta de donaciones espectaculares y concentraciones masivas planeadas para comprar apoyo de los ciudadanos. En 1989, Elsa Bucaram, alcaldesa de Guayaquil de ese tiempo, organizó una masiva entrega de juguetes a los niños más pobres de la ciudad, desde una rampa instalada en el Palacio Municipal, por donde se lanzaban los juguetes. El resultado fue centenas de heridos, decenas de muertos por asfixia, enfrentamientos y una de las tragedias más graves de la ciudad. Todo, por buscar el apoyo a Adbalá Bucaram, que al final terminó siendo presidente.
El cinco veces candidato a la presidencia, Álvaro Noboa, habitualmente en sus campañas repartía colchones, kits de comida, toretes reproductores, artículos de cocina, atención médica gratuita, camisetas, fundas de avena, etc. Tal vez, uno de los eventos más recordados, es la invitación a la ciudadanía a inscribirse para obtener una casa propia. Pero, la estrategia nunca dio resultado, puesto que no alcanzó para llegar a la presidencia.
Todos los candidatos, sin excepción, invierten en regalos: esferos, cuadernos, gorras, cajas de fósforos, camisetas, pollitos vivos, conejos con su ración de alfalfa, etc. Entre las, las despensas (comida) parecen ser los artículos favoritos, aunque también se ha conocido que algunos hasta ofrecen de dinero en efectivo, obtenido quién sabe si de forma legal. El código de la democracia, claramente prohíbe la entrega de dádivas, pero contados candidatos, partidos o movimientos políticos repitan la ley a la hora de distribuir bienes o servicios de cualquier valor monetario.
Al tratarse de la promoción de candidatos, hay objetos que inevitablemente se deben usar en la campaña. El Consejo Nacional Electoral, en el anexo al Reglamento para el Control y Fiscalización del Gasto Electoral, tiene una lista de 133 artículos promocionales permitidos: banderas, volantes, camisetas, esferos, pulseras… Todo lo que está fuera de la lista es ilegal. Por ejemplo, que se solicite votos a cambio de dinero u otra contraprestación o mediante violencia o amenaza. Así mismo, es ilegal realizar promesas u ofertas de concesiones, permisos, licencias, autorizaciones, franquicias, exenciones, etc.
Los finalistas en la presente campaña presidencial, con el afán de consolidar su votación, están enredados en la vieja práctica de ganarse la simpatía con regalos. Mientras tanto, la entidad destinada al control electoral mira para otro lado. (O)