De forma y de fondo / Dr. MSc. Washington W. Montaño Correa.
Hay situaciones en el sistema educativo que pueden o no gustar, considero eso irrelevante; pero sí es importante que se busque la estructura que aglutine todas las implementaciones que hasta hoy se han hecho. Una de las últimas es el proyecto Tini-La casa de todos, (que)“…tiene como objetivo promover y fortalecer la cultura y conciencia ambiental en la comunidad educativa mediante la integración y transversalización del enfoque ambiental basado en valores, orientación ética, sentido altruista, innovación y calidad en todo el sistema educativo, con la finalidad de formar ciudadanos/as ambiental y socialmente responsables en la construcción de una sociedad que se compromete con el bienestar de las generaciones presentes y futuras”.
Esta es la forma como se concibe el proyecto, pero el fondo se relaciona con la formación de una conciencia ambiental, que sea un modelo de cultura de los ecuatorianos; así se ve muy progresista, pertinente; aunque no tan actual, ya que viene atrasado, sin mayor capacitación que ponerla en práctica para salir del apuro; exigidos a introducirla en la planificación curricular ya presentada, aprobada y santificada.
La conciencia ambiental no es algo tangible que se pueda adquirir con quitar las malezas, sembrar plantitas ornamentales o medicinales, esa es la estrategia y el fondo es la actitud que asumen los estudiantes al observar una institución educativa en donde prima el cemento y la ausencia del verdor natural. Todo proyecto busca resolver el problema mediante varias estrategias ¿Qué hacer entonces? De forma, pedir a los padres que colaboren para “sembrar” de macetas la institución. Cuando en el fondo, bien se sabe, que esta es una solución de corto (mínimo) plazo, porque ni bien se colocan, ya las rompen con pelotas o mala actitud e irrespeto al bien común. Entonces, no hay la formación ética, ni sentido altruista, peor una proyección del ciudadano ejemplar, todo es una lírica que da envidia por el juego de palabras con que se lo hace.
Para que se forme la conciencia ecológica o ambiental, debe existir un proceso formativo regular, no transversal; con la educación ambiental, que despierte el conocimiento y entendimiento de la realidad socio-ambiental, por medio de valores que fomentan el cuidado y valoración del entorno donde se vive. Este constructivismo (ecológico) provee de hábitos, normas y acciones autónomas que se quedan para siempre en los estudiantes y si se comienza desde tiernas edades, es mejor, porque cuando se lo hace con jóvenes, el mensaje no llega claro y más piensan como en una obligación, más que en una acción valorada por su conciencia como importante, necesaria o vital.
La gestión docente debe concentrar sus esfuerzos en el aprendizaje del significado; que, en provocar experiencias inconexas con la conciencia, ya que son procedimentales o manuales. (O)